¿Cuántas veces en los últimos 3 años te has propuesto el mismo objetivo?
Si ha sido más de 2 veces y ninguna de ellas has sido capaz de realizarlo es hora ya de replantearte tus prioridades y tu implicación.
Pregúntate y reflexiona:
1. ¿Es un propósito actual o vengo arrastrándolo de mi pasado?
2. ¿Realmente quiero conseguirlo? ¿de verdad? ¿de verdad?
3. ¿Es algo que yo quiero por mi y para mi?
4. ¿Para qué quiero conseguirlo? y ¿Qué me aportará alcanzarlo?
5. ¿Qué habrá cambiado en mi cuando lo consiga?
6. ¿Estoy dispuesto/a que sea la prioridad 1 en mi vida?
7. ¿Cuáles son los obstáculos que me he encontrado hasta ahora?
8. ¿De qué apoyos (habilidades, personas u otros) dispongo para ayudarme a superar dichos obstáculos?
9. ¿Qué puedo cambiar en mi forma de hacer las cosas para lograrlo por fin?
10. ¿Cuál es mi nivel de implicación? ¿Total? ¿Parcial? ¿Casi nula?
Si tu propósito es tu mayor prioridad, si lo quieres de verdad, para ti y sientes que te generará un estado de mayor bienestar y plenitud entonces necesitas una implicación total. Estar dispuesto a superar obstáculos y a cuestionarte cómo has hecho las cosas hasta ahora es el mejor camino conseguirlo.
Después de esta revisión puedes llegar a la conclusión que ese propósito no era realmente tuyo o no es exactamente lo que quieres. ¡Estupendo! Ese es el primer paso, eliminar de tu lista de tareas cosas para quedarte con lo que realmente quieres.
Cuéntame cuál es el resultado después de estas preguntas. Si conseguimos hacer una lista de propósitos por los que si estás en disposición de luchar.
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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional
1ª Coach de Familias Monoparentales