Por Pilar Alberdi
El abuso sexual es uno de los dramas más graves que le puede ocurrir a un niño. Y más aún cuando ese abuso proviene de alguien de su familia, un ser o varios que deberían protegerle. Más todavía cuando diciéndolo, no se le cree o se le niega la vivencia. Lo es igual de grave cuando se trata de personas conocidas por un menor como podrían ser los amigos de sus padres o vecinos o educadores. Peor aún cuando los que lo saben también callan por un interés, sea el que sea, el de pretender salvaguardar el honor de algún miembro de una familia, el de una institución, etc. Seguramente, éste es uno de los grandes temas de los que están hechos los secretos familiares: el abuso sexual. Sin duda, también uno de los más terribles. En primer lugar por la vulnerabilidad de la persona que lo padece; y en segundo, por las consecuencias tanto físicas como psicológicas que la agresión impone.
Cuando este ataque proviene de extraños, es alarmante los motivos por los que una niña o un niño puedan hacer caso de un extraño e incluso seguirles a donde les digan. Sucede que los niños son inocentes, y no tienen aún suficientes datos sobre temas sexuales o agresivos. Es decir, no pueden percibir este deseo violento en un adulto, y menos cuando en ese momento de engaño lo está ocultando con otro pretexto.
Numerosos libros testimoniales de jóvenes que en su niñez fueron abusados por extraños explican las excusas tan absurdas que les dieron unos desconocidos y que ellos, en su momento, creyeron. Como a los niños se les enseña a decir siempre la verdad, creen que los demás la dicen, y, salvo los niños que estén muy acostumbrados a convivir en su medio con la mentira, no la percibirán. En este enlace pueden encontrar formas de hablar con los niños como para explicarles el tema y también hay ejemplos para explicarles lo que deben hacer cuando se les presenta un adulto con la intención de que se vaya con ellos. Los niños tienen que saber discernir en que situación puede haber peligro.
No siempre el abusador es una persona exibicionista o que se muestra deseosa del contacto físico con cualquier excusa, aunque al final sea lo que está buscando. Puede ser alguien que muestre material de tipo pornográfico con la excusa de educar sexualmente a otra persona. Pero también puede ser la persona de la que menos te lo esperarías. De hecho, así suele ser una gran parte de las veces. Según las estadísticas los abusadores en un 75% están casados y tienen hijos. En más del 50% es alguien que vive en el hogar, y en más del 70% es el padre.
Suele ocurrir con los niños más pequeños que no tienen palabras para expresar lo que les está pasando pero si muestran recelo o temor,más cambios físicos o de comportamiento habría que averiguar las razones.
Cuando los niños ya tienen edad suficiente para dibujar, tendremos ahí un relato. Sus dibujos explicarán lo que está pasando. Y son varios los tests de dibujo que sirven al mismo propósito.
Ahora bien, si un niño ha sido abusado, quizá también haya sido previamente seducido, y no es extraño que hasta dude de si realmente fue él, el culpable de la situación, cosa que en la mayoría de los casos el agresor-abusador se encargará de hacerle creer. Un niño, una persona que fue violentada y abusada siempre debe tener claro que lo fue por una persona de más edad que la suya o por un adulto que sabía lo que estaba haciendo, utilizando primero la seducción, y luego la coacción y la violencia para finalmente imponer el terror reiterado y el silencio.
Otras marcas visibles como resultado de este proceso agresivo, es la pronta erotización que puede mostrar un niño, dando como resultado el tener vivencias que no son las propias de su edad.
También es importante recordar que si el abuso ya ha sucedido, hay que saber escuchar, y hay que saber actuar hacia la víctima con prudencia y protección buscando el consejo profesional. Parece demostrado que los niños que tienen acceso a una terapia superan mejor el trauma que aquellos que no pueden acceder a ella porque han sido silenciados en el entorno en donde han sucedido los hechos.
Para una víctima es difícil ir por ahí diciendo mi padre o mi madre o mi tío o mi hermano o hermana o el matón de la clase abusa de mí. Los niños en una situación tan grave aprenden pronto a callarse porque acaban dudando de todo y de todos, y el abuso sufrido se convierte, la mayoría de las veces, en un secreto y en una amenaza. Hay personas que han tardado años en contarlo y otras que no lo han contado nunca.
En este artículo ¿Por qué se calla el abuso sexual? Por Brigitte Hauschild encontrarán la opinión de una mujer que sufrió abuso sexual crónico por parte de su padre ante el silencio del resto de la familia y la complicidad de la madre. Es una mujer que actualmente trabaja en un organismo de ayuda a las personas que han vivido situaciones similares.
La Declaración de los derechos del niño dice entre otras cosas:
«El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño».
Sin embargo la realidad nos indica que 1 de cuatro niños son abusados sexualmente en España. Datos de 2010 proporcionados por entidades y organizaciones dedicadas al tema como es ASPASI. Que una proporción significativa son niños con discapacidades. Que en otros países del entorno hispanoamericano las cifras se parecen. Por ejemplo, en Argentina lo son 1 de cada 5. Que en el mundo diez millones de niños sufren de explotación sexual.
No lo olvidemos. Tenemos leyes que nos protegen de los maltratadores, especialmente, una vez que ya ha sucedido el hecho y se ha tenido conocimiento del mismo y se ha denunciado, pero lo importante es evitarlo. Y para eso sólo hay un camino, la prevención.
Fuente: PSICOLOGÍA.