Ayer hizo frío en mi cama, Hizo viento, hizo hielo, había nieve y escarcha En las montañas de mi cuerpo… Ayer dormí helada en un lecho siempre muerto, Y las lágrimas que brotaban, En cristales se convirtieron. Ayer, hoy y mañana hizo frío, siempre eterno, En las sábanas de témpano Yacía, mudo, el silencio. Y, por fin, por la mañana, Susurros, redobles de campañas, pasos lentos… Abrigaban el deshielo, Haciéndome olvidar, maldito, el frío pasado aquel invierno.