Conciliación en una familia monoparental

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Ayer participé en la Semana de la Mujer a través de la Concejalía de Mujer de Collado-Villalba. Yo expuse cómo es la conciliación y el mundo laboral siendo familia monoparental, todo ello bajo el título “Superando Obstáculos”.

Escuché a mujeres que hablaron sobre los cambios conseguidos los últimos 50 años, retos sociales y personales, madres y no madres, empresarias y amas de casa. Sobre todo, acogí con gran interés, cuando algunas personas hablaron de la necesidad de recoger los esfuerzos tanto de hombres como de mujeres en apoyar estos cambios y en caminar juntos por una sociedad que incluye en vez de excluir. Una gran riqueza de la que aprendí. En cualquier caso, mi intención fue poner sobre la mesa la dificultad que supone conciliar, para las mujeres que son madres y además están solas, su familia y su profesión.

Soy consciente de los problemas que los hombres también tienen en muchas ocasiones a este respecto. No obstante, siendo hoy el Día de la Mujer, me he permitido hablar más desde esa posición y, porque yo soy mujer y esta es parte de mi experiencia.

Al preparar esa exposición releí estos días la Ley de Conciliación de la vida familiar y laboral. Con mi reconocimiento de su aportación a nuestra evolución social, también puedo reconocer que, al igual que muchas otras leyes, se olvida de la especificidad de la familia monoparental. Esta ley se enfoca en acortar la brecha existente entre hombres y mujeres acerca de sus responsabilidades familiares y cómo esto afecta al entorno laboral. Te resumo aunque sea de una manera muy escueta: trata del reparto de tareas familiares y de tener iguales derechos a la hora de atender a la misma, con el objetivo de evitar que las empresas tomen decisiones sexistas en su contratación.

Si trasladamos esto a la familia monoparental, según qué casos puede acogerse poco o nada a esta repartición de tareas. Es decir, según se haya llegado a esa situación, cómo sean las circunstancias entre progenitores o la inexistencia de alguno de ellos, el asunto de repartir es poco viable o inexistente.

Esto puede generar en ti, si eres familia monoparental, un sentimiento de invisibilidad. Créeme, te entiendo. En la práctica así es todavía, aunque ya se han ido produciendo pequeños cambios que poco a poco nos hacen más visibles. Como ya sabéis algunos soy una defensora a ultranza de generar cambios legales diferenciales para nuestro tipo de familia.

Yo he tenido estas sensaciones tanto cuando trabajaba en una gran multinacional como cuando decidí emprender. Aunque esto último me permitió gestionar mejor mis horarios y trabajar en lo que realmente me apasiona, necesita un esfuerzo y dedicación importantes. Si ser emprendedora es una carrera de fondo, en el caso de una familia monoparental ostentada por una única persona, se convierte en un fondo bastante profundo. Y si, además, quieres, como yo, mantener un sano equilibrio con tu vida familiar, supone tomar la conciencia que esto puede llevarte algo más de tiempo. Por ello, cualquier ayuda para promover la conciliación en este tipo de familias sería de gran valor.

Quizá te hayas encontrado con retos como estos:

– Inviabilidad para solicitar jornada reducida ya que eres la única persona que aporta ingresos económicos a la unidad familiar.
– Imposibilidad de solicitar cambio de horarios por incompatibilidad de tu jornada de trabajo con la escolar.
– Dificultades para trabajar todas las tardes dado que tus hijos están en casa.
– Y otros problemas como: fines de semana, guardias, enfermedades de los hijos, etc.

De hecho, muchas familias monoparentales siguen en este mundo aportando y trabajando, haciendo el doble de tareas para seguir el ritmo socialmente impuesto. Estas son algunas de las razones por las que yo decidí realizar cambios que eran necesarios en mi vida para conseguir el mejor nivel de conciliación de todos mis roles, aplicándolo día a día. ¡Despierta! Independientemente de los cambios legislativos, tú también puedes transformar algunas cosas.

Las preguntas que yo te hago ahora son:
– ¿Qué piensas hacer tú mientras estos cambios a nivel legislativo se consolidan?
– ¿Cómo vas tú a gestionar tu vida para poder conciliar?
– ¿Qué te has planteado para encontrar el equilibrio entre tu vida personal y familiar?

Esta es la situación actual y como decimos en coaching: si quieres conseguir un resultado distinto haz algo diferente.

¿Qué hago yo para conciliar en mi vida? Para poder dedicarme a mi negocio de coaching y la terapia, hacer algunos trabajos para otros, ser socia-fundadora y actualmente presidenta de una asociación (AECOFAM), pertenecer a otra asociación (ASIMPEA), dar conferencias, escribir artículos, impartir cursos y talleres. Y, por supuesto, dedicar tiempo a mi hijo y al resto de mi familia, mantener relación con mis amigos y conseguir un poco de tiempo para mi misma.

Te puedo decir que cuando te dedicas a hacer aquello que te gusta el tiempo pasa volando y, a veces, conciliar tiene un significado más allá que dedicar tiempo a mi familia, se convierte en qué tiempo y haciendo qué. Porque montar un negocio requiere compromiso, amor por lo que haces, creer en ti y mucha perseverancia. Eso si, puedes organizar esto según tus necesidades personales, en ocasiones claro, porque luego están las necesidades de tus clientes. Objetivo, buscar el equilibrio entre ambas.

Yo, por ejemplo, hay determinados asuntos que no atiendo a partir de las 20:00, porque a partir de esa hora es un tiempo dedicado mayoritariamente a mi familia. Aunque ofrezco cursos y conferencias que pueden finalizar a las 21:00. En estos casos es algo organizado en función de mi vida.

¿Cómo hago lo que hago entonces? Pues poniendo en práctica estas 4 claves:

1. La clave principal es poner límites y saber decir NO. Después puedes flexibilizarlos, ahora bien, tenerlos claros y mejor por escrito te darán una perspectiva clara de tus tiempos y de cuánto decides dedicar a cada actividad.
2. Priorizar las tareas. Determinar que es especialmente importante. Dar a cada cosa su espacio, sabiendo qué es urgente y qué cosas puedo dejar pasar. Para ello tengo mi propio criterio y me salgo de cánones y patrones que vienen de otros (familia, sociales, etc.).
3. Delegando tareas. Es decir soltando y entendiendo que ni puedo ni quiero hacerlo todo y que muchas veces perseguimos una perfección innecesaria. Porque si no cambio, ello me pasará factura emocional y físicamente en el futuro.
4. Estar presente en cada cosa que hago. Si estás trabajando pon tu atención en ello, si estás en casa con tu hijo pon la máxima atención en lo que estáis haciendo, incluso aunque te guste mucho tu trabajo. Muchas veces cómo utilizas tu tiempo es tan importante como la cantidad de él que tienes.

Tú te mereces disfrutar de tu vida familiar, de tu desarrollo profesional y también de tu propia persona. Hacerlo con la ayuda de las instituciones es un gran sueño por el que estamos luchando, ahora bien, recuerda que los cambios más notables evolucionan de dentro hacia afuera.

“Sé tu el cambio que quieres ver en el mundo” – Gandhi.

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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional

1ª Coach de Familias Monoparentales

http://www.coachingatualcance.com/

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