Esta sensación me produce aquello de la crisis-oportunidad, tan traído y llevado hoy en día por mor de la coyuntura en la que nos encontramos desde el punto de vista económico, fundamentalmente.
También nos hartamos de hablar de la crisis de los valores tradicionales,… ya que estamos, lo metemos todo en el saco y tenemos más tema de conversación para echar culpas a los bancos, las constructoras, «esta juventud que ya no cree en nada», etc.
Pues a mi me parece un poco lo contrario, fíjate. Precisamente lo que creo que nos mueve hoy son los valores tradicionales, porque nos estamos dando cuenta de que lo que nos trajo la nueva cultura del pelotazo, del enriquecimiento rápido, del tener más dinero, más cosas, más prestigio social por no hacer nada «de provecho», ha fracasado,…. y aquellos barros trajeron estos lodos.
Pero no nos engañemos, de esa cultura, hemos participado todos, quien más quien menos. Ésto no es algo que practican sólo unos cuantos,… aquí hemos caído todos y nuestra sociedad (Juventud incluida) es la nuestra, la que nosotros hemos puesto en juego, la que nosotros hemos ido construyendo.
No seré yo, sin embargo el que juegue con «culpas». La verdad es que no creo que sirva para nada señalar con el dedo a nadie, miremos adelante y aprovechemos la oportunidad.
Oportunidad, si, pero ¿de qué?, ¿de hacer nuevos negocios que antes no existían para perdurar esos valores que nos han llevado hasta aquí?, ¿para quedarnos igual que antes lo más pronto posible?.
Tal vez sea el mejor momento para mirarnos por dentro sin tapujos y ver qué es lo que nos hace movernos, en qué onda estamos y cuál es la mejor manera de SER en este mundo que es cada vez más cambio constante.
Quizá es el momento de decidir desde hoy que queremos ser, por qué vamos a pelear, hacia dónde queremos ir, con quién y cómo vamos a contar y sobre todo desde qué tipo de persona vamos a adaptarnos al mundo que nos rodea.
Difícil, sin duda,… apasionante también. ¡Esto si es una buena oportunidad!
Fuente: COACHING PRÁCTICO