Qué difícil es poner nombre a un hijo. Sobre todo por eso de que el nombre, según dicen (y yo discrepo), marcará la personalidad del futuro hijo. Estamos seguros de que queremos que nuestro niño sea el más guapo, el más listo, el más deportista, el más compañero y generoso… vamos, que sea el dechado de virtudes que no hemos sido capaz de ser nosotros… Pero vamos a pensar por un momento con la cabeza bien fría: ¿De verdad queremos que nuestro niño sea el más listo? O sea, el empollón de la clase, un bicho raro del que los demás niños se mofan en el recreo, el “pollito” en el partido de fútbol del recreo (o en cualquier otro juego), el “gafitas cuatro ojos capitán de los piojos”? O imagínate por un momento que es el más guapo. En tal caso, has de saber que cuando esté en plena pubertad, (esa edad odiosa de cambios físicos y metafísicos), tu pequeño, tan bonito, probablemente se convertirá en un mini personaje chulesco, que colecciona novietas a las que, con sólo quince años, rompe el corazón sin, por ello, perder el sueño, sin sentimiento, ni sensibilidad alguna. (No es que sean malos, es que la sociedad los hace así) ¿Y si en vez de un niño fuera una niña? Piensa por un momento qué pasaría cuando tu princesa de quince años sale con su pandilla para hacer botellón, (o vete tú a saber qué, por que “botellón” es un término acuñado desde hace menos de 15 años, que todos sabemos qué significa, pero quién no te dice a ti que de aquí a dentro de otros 15 años no se invente otro término, como el “pastillón”, que os podéis imaginar lo qué significa). Bueno, pues eso, imagina por un momento a tu pequeña princesa por ahí, sabiendo, a ciencia cierta, que es la “tía buena” de la pandilla, diciéndote: “No pasa nada, mamá, todos mis amigos hacen pastillón. Ya acudiré el lunes…!!!” ¿Y qué tal si tu niño fuera muy buena persona, generoso y compañero? Pues viendo lo aprovechados e interesados que son los chicos de hoy en día, seguro que tu niño sería el tonto de turno, del que los demás se aprovechan. El que se deja copiar en los exámenes, el que reparte la paga con sus amigos, el que se lleva la culpa por pecados ajenos… ¿Y si fuera un superdeportista? Bueno, en tal caso el Real Madrid se lo llevaría con tan sólo diez o doce años para su cantera y lo perderías de por vida. Se convertiría en un materialista, superficial y engreído. Pensándolo bien, esta no es tan mala opción, así que ya sabéis inminentes futuras madres, si tenéis un varón colocarle un balón en los pies desde antes de que empiece a andar. Hoy por hoy es la mejor opción. Si, por el contrario, es chica, rezad porque os salga lista…
Ay, Dios, qué difícil desde antes de nacer…