Encuentros y desencuentros entre familia y escuela

Si algo he podido confirmar en este último año es acerca de cómo la forma de relación que se establece entre el sistema familiar y el educativo es la base para el buen desarrollo educativo de los chicos a través de un proceso más integral.

En ocasiones, algunas familias y/o algunas instituciones educativas olvidan esta necesidad de relación y la importancia de buscar acuerdos. Ambos suponen el apoyo sobre el que se sustenta el aprendizaje académico y emocional. Por ello, para que éste sea efectivo se hace imprescindible que ambos caminos sean convergentes, de tal forma que sumen sus fuerzas enfocándose en un objetivo común, los niños y su preparación como adultos del mañana.

Una comunicación abierta, continua y fluida entre familia y escuela apoyará a un mejor rendimiento en los alumnos. La ruptura de esta interrelación puede generar conflictos, bajo rendimiento académico, etc.

Por parte de los padres, es importante recordar que los profesores y demás personal del centro tienen como labor apoyar el aprendizaje de nuestros hijos. Activar y crear una buena línea de comunicación con ellos nos permitirá tener información de primera mano de sus actitudes y aptitudes en el centro. Ellos tienen la tarea de acompañar a los chicos en ese nivel de socialización más amplio, aceptando distintas normas de convivencia.

Por otra parte, es interesante que para lograr la colaboración de los padres, el centro necesita salirse de juicios, tomando una actitud abierta de reconocimiento de la familia como es, atendiendo a que los padres, al igual que ellos, hacen las cosas lo mejor que pueden y saben. De esta forma se abre el camino para obtener más información, ya que ellos son la fuente de dónde extraerla. En este caso, es muy conveniente que el equipo educativo sea coherente a la hora de establecer las normas por las que se regirán esas relaciones.

En mi experiencia, tanto en estas relaciones como casi en cualquier otra, es importante tomar una actitud abierta, sin juicio y, al mismo tiempo, los límites de esa interrelación sean claros. Las instituciones como las empresas están formadas por «personas» y son éstas las que establecen relaciones de calidad. De ahí, que la calidez de una comunicación personal, dedicada y enfocada en soluciones es una de las peticiones que yo escucho en los padres. Ellos desean participar y apoyar a la escuela.

Ahora bien, una madre o un padre tiene su lugar, por tanto no puede tomar el sitio del profesor/a, es necesario el respeto a su posición y su labor. Del mismo modo la profesora o profesor no puede querer tomar el lugar de los padres, tomar actitudes de lo que «debería» o no ser hecho con ese niño, también aquí se hace necesario por parte del docente el respeto a la labor de los padres.

Esta es una forma de escuela hacia la que me inclino, donde seamos un tandem, partiendo de mi enfoque sistémico. En la que la relación padres-docentes sea una realidad. Donde la parte cognitiva y afectiva también estén unidas, porque nuestros hijos como nosotros son seres completos y su aprendizaje académico dependerá del estado afectivo y emocional.
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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional

1ª Coach de Familias Monoparentales

http://www.coachingatualcance.com/

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