Tú tienes derecho a tener expectativas acerca de mí.
Tienes derecho a esperar que te ayude
o que te aplauda
o que te adivine el pensamiento.
Pero lo que tú esperes de mí,
te pertenece a tí.
Y así puedo verlo,
como algo tuyo.
Y como algo tuyo
puedo aceptarlo.
Por mi parte, lo que yo puedo hacer
es escucharte con respeto, atención y empatía.
Y escucharte de esta manera
no significa adhesión,
no significa que apruebo,
que estoy de acuerdo.
Significa algo mucho más importante.
Significa que puedo entrar en tu mundo
y entenderlo tal como existe para ti.
Michel, S. y Chávez, R.
El espacio protegido del diálogo
pp. 44-45
Fuente: Gestalt Terapia