Asistimos estos días (O meses) a determinados hechos que por extendidos y bien conocidos y comentados en todos los medios de comunicación, no dejan de ser sorprendentes al menos en mi modesta opinión.
Me refiero a algunos de los dimes y diretes en torno a la justicia que se están desarrollando en nuestra sociedad en los últimos tiempos, algunos de los cuales afectan también especialmente a nuestro país y a nuestra lengua y su comunicación escrita.
Siendo sincero con mi modo de pensar y lo que estoy percibiendo, tengo que decir que estoy realmente sorprendido de cómo todo un estado tiene la capacidad de ser tan ciego o tan acrítico actuando como masa, independientemente de las legítimas creencias políticas de cada cual.
No seré yo quien defienda el sistema democrático como el bien absoluto de nuestro ordenamiento social ya que lo siento y lo vivo como un mal necesario con muchos defectos frente a minorías y voluntades individuales y muy alejado de mi querida y ansiada @narkia, ya imposible en el siglo XXI,… pero en algo nos tenemos que basar para convivir, ¿No?
En cualquier caso y hecha esta aclaración, me quedo casi sin palabras cuando escucho a políticos, periodistas y tertulianos varios decir que nuestro sistema judicial es “garantista”,… y nos quedamos así, tan tranquilos,…
Yo en su día estudié que el Estado se basaba en tres poderes de funcionamiento independiente y que servían para garantizar el bienestar de los ciudadanos que se sometían al sistema, precisamente gracias a esa separación e independencia de funcionamiento entre otras cosas.
Parece una lección de una clase de educación secundaria, pero ¿Dónde demonios está la separación del poder ejecutivo, legislativo y judicial? (Perdón por la expresión pero no puedo por menos).
Todos los días vemos y oímos en los informativos de televisión y radio cómo esto es una falacia en nuestro estado, políticos de dudosa honradez, jueces parciales y elegidos por partidos, denuncias político-judiciales de difícil comprensión, manipulaciones, mentiras, tribunales incapaces de cumplir su cometido, todos metidos en todo, jueces estrella, maniobras para aupar a unos y hundir a otros,… ¿Cómo es posible que traguemos todo esto sin un basta ya?
Que alguien me diga qué garantías tienen las personas que llevan años esperando una sentencia –cualquiera que sea el presunto delito cometido- en un caso dudosamente investigado, que afecta a su vida profesional y personal, con su honor e integridad puestos en entredicho durante ese tiempo, socialmente vapuleados por unos o manipulados por otros durante años,… y sin saber lo que va a ser de sus vidas gracias al “sistema”.
Señoras y señores jueces, políticos, tertulianos varios,… ¿No se les cae la cara de vergüenza con eso del “garantismo”?
No digamos nada cuando el sistema lleva meses, meses y meses tendiendo en vilo a todo un pueblo al que se le niega el derecho a poner en práctica lo que ha decidido por el bien de sus propios ciudadanos de modo “democrático” usando sus legítimas instituciones representativas.
Podríamos seguir hablando de otros temas, incluso más “terrenales” si cabe, como la presunción de culpabilidad que sobrevuela en casi todos los ámbitos de nuestra sociedad, desde lo meramente personal hasta lo empresarial (Autónomo = potencial defraudador por decreto ley de las haciendas correspondientes, v.gr.) y donde la carga de la prueba está en el denunciado y no en el denunciante,… (Es decir: Soy culpable y tengo que demostrar lo contrario si no quiero una buena multa o algo peor); pero nada de esto mejora el panorama.
¿A dónde vamos a llegar? ¿Cómo es posible que todos traguemos sin decir nada? ¿Cuándo vamos a demostrar que somos una sociedad adulta? ¿Desde que perspectiva nos permitimos llamar a otros “república bananera”?
No hago más que pensar como me sentiré el día que me toque también a mi,… y la verdad es que me gustaría bajarme de este tren porque tiene pinta de que va a descarrilar en algún sitio,… y ya se sabe qué vagones son siempre los que se llevan la peor parte en estos “accidentes”…
Fuente: COACHING PRÁCTICO