¿Sómos conscientes de cómo vivimos nuestras emociones? Sentirse arrastrado por ellas, ser exclavo de ellas, vivir para ellas… ¿Nos dominan o las dominamos? ¿Es cuestión de dominio? Hay emociones que nos resultan agradables de vivir, de experimentar, y otras que nos son desagradables, displacenteras.
Más que controlar o reprimir las emociones, hemos de experimentarlas y vivirlas, dándonos cuenta del mensaje que nos llega tras esa emoción y lo que queremos transmitir.
Una emoción puedes lanzarla hacia afuera, como una bocanada de furia, una sonrisa alegre o un llanto angustioso. Puedes lanzar tu emoción al otro, y que éste la reciba con igual alegría, miedo, rabia o dolor. Incluso puede pasarle desapercibida…
También puede ser que no expreses la emoción que estás viviendo y que te la guardes dentro. «Ahora no es el momento, ésta no es la manera en que quiero hacerlo…» Date cuenta de que esa energía está en tu interior. Ser consciente de ella también podría ser una manera de vivirla. Es una manera de tener conciencia de tí. A pesar de ello, la cualidad de la energía es la fluidez, el movimiento.
Si sientes que necesitas expresarla y antes prefieres gestionar el cómo y el lugar, date tu tiempo y después permítete hacerlo. ¿Cómo? Primero, busca el momento y lugar adecuado y segundo, exprésate desde tí, habla de lo que sientes, en primera persona, respetando tus sentimientos, sin hablar de lo que el otro dice o hace. Simplemente de tí. De esta forma el otro no ha de sentirse ofendido.
Isabel Mª Chueco Ruiz
Fuente: Gestalt-Be