Hay una descompensación poco equilibrada entre lo que deseamos y la realidad en sí. Nuestros padres nos educaron para que tuviésemos unos valores de justicia, de concienciación con el Medio Ambiente, de respeto por la Naturaleza y el futuro del planeta, de solidaridad hacia el Ser Humano… Nosotros íbamos a cambiar, por fin, el mundo, convirtiéndolo en un lugar un poquito mejor. Y sin embargo hoy nos encontramos en una situación en la que admitimos cualquier desorden, con tal de ir tirando para adelante. Vendimos los valores por una hornaza de pan. En estos tiempos que corren parece que cualquier cosa que se traduzca en empleo ya suena bien, pero ¿vamos a consentir el empleo a cualquier precio?, ¿vamos a volver a caer en la piedra del “pan pa hoy”?, ¿vamos a embargar el futuro de nuestro precioso país? Mucho me temo que sí. Casinos, cementeras, centrales nucleares, ladrillazos… Ayer escuché en la radio una entrevista que Ángels Barceló hizo al presiente de la confederación de casinos, bingo y mundo del juego en general de España, aprovechando el tirón mediático que “Las Vegas madrileñas” están causando sobre el asunto. El hombre, del cual no recuerdo su nombre, se quejaba de cómo la crisis había afectado al negocio del juego, con más de un sesenta por ciento de pérdidas en los últimos años y no sé cuántos establecimientos cerrados en lo largo de la geografía española. Sobre todo a partir de la ley anti- tabaco, que provocaba que el cliente saliera a la calle a fumar y, una vez respirado el aire fresco, y alejado el ruido embriagador de las máquinas y fichas y de los número dictados con desidia, se pensaba mejor el volver a entrar, y muchos de ellos optaban por volver a sus casas… Quizás pensaran: “ya he perdido bastante por hoy…” Y yo me pregunto: ¿No es esta una buena noticia? Ya sé que el cierre de locales dedicados a tal ocio se traduce en despidos, y a nadie le gusta eso, pero quizás esto signifique una puerta abierta a la esperanza para muchas familias. En concreto para todas aquellas que sufren en casa la dependencia al juego de algunos de sus seres queridos, que bien por vicio, fragilidad o enfermedad, pero seguro que embaucados por una falsa ilusión de mejorar sus vidas hastías, han perdido su dinero, su dignidad, su orgullo, sus amigos y algunos hasta la propia familia. El desempleo es una muy mala noticia, pero, ¿es una buena opción achicar el paro de cualquier forma?, ¿Alguien habrá pensado cómo será España dentro de cincuenta años? A mí no me da pena el cierre de no sé cuántos casinos y bingos, me da pena el cierre de no sé cuantas librerías, guarderías, tiendas pequeñas de ultramarinos… Me da pena que la juventud preparada de España emigre a Alemania para trabajar poniendo cafés, me da pena que no haya un negocio tan seguro como una funeraria y los niños de hoy no saben qué quieren ser de mayor porque la referencia que tienen de los policías, profesores, médicos o veterinarios de hoy no es buena. El que no está en paro, está jodido de una u otra manera. Quisiera dedicar unas palabras a todos aquellos abuelos que una vez dijeron: “ !Tenías tú que saber lo que es pasar necesidades!”: No os preocupéis, lo sabremos…