La felicidad, esa gran desconocida…I

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Dentro de poco veremos las sonrisas en museos…

Me resulta increíble y verdaderamente desesperanzador como hoy en día y en el mundo en el que vivimos, la gente ha perdido la capacidad de ser feliz, es por ello por lo que voy a iniciar una serie de posts acerca de la felicidad.

Como dato, cabe aportar que según la OMS en el año 2020 la depresión será la principal causa de discapacidad en los países desarrollados, tan sólo superada por las enfermedades cardiovasculares.

Dejando causas médicas aparte, un gran número de estas depresiones son debidas mayormente a que las personas tenemos una capacidad increíble para fastidiarnos la vida.

Estamos en la era de la «infelicidad adquirida», donde se nos ha olvidado como ser felices, lo cual no es de extrañar debido a que por lo general, conocemos mil y una maneras de no ser felices mientras que las maneras de ser felices se pueden contar con los dedos de una mano.

Si no me crees te invito a hacer la prueba.

¿Cuál es la causa de esto?

Según mi opinión una de las principales causas es que a las personas se nos ha olvidado valorar lo que tenemos.

¿Te has planteado alguna vez la suerte que tienes por el simple hecho de poder comer todos los días? (según la ONU 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre) ¿O por abrir el grifo y tener agua corriente? (Más de 1.200 millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable), pequeños detalles «sin importancia» a los que por lo general no contemplamos como el lujo que realmente son…

Por eso me entristece el ver como aquí, la infelicidad se asocia a que me hayan bajado el sueldo, no poder tener el último móvil de mercado, no poder comprarme un BMW, etc. Hemos establecido como indicadores de la felicidad nuestras posesiones, en vez de centrar la capacidad de ser felices en nosotros mismos y en valorar la vida que tenemos.

Tanto tienes tanto vales… en vez de tanto eres tanto vales.

¿Sabes cuánto va a durarte la felicidad de tener un BMW? Hasta que tu vecino se compre un Mercedes descapotable mejor que tu coche, o ¿De qué depende de que tu sueldo te satisfaga? De lo que cobre tu yerno, amigos, esposa, compañeros de oficina, etc. y esto ocurre con tal cantidad de cosas que la lista sería interminable…

Conclusión, si esa es tu manera de medir la felicidad siempre vas a estar insatisfecho.

En el mundo en el que vivimos todas y me reitero todas las personas situadas en la clase media o superiores tienen la capacidad de ser felices, sólo les hace falta replantearse por qué no lo son ya.

«Quiero ser feliz» es un objetivo habitual en las sesiones de Coaching Personal, cuando un cliente me formula esta pregunta, a menudo suelo contestar con un ¿Qué te lo impide?…la cual suele ser respondida por una gran cantidad de excusas y justificaciones (Ojo, para el cliente en un principio son verdaderos problemas y eso es totalmente respetable) lo que sí es curioso es que un denominador común habitual en todas ellas es que son factores externos a la persona las que crean infelicidad.

Condicionamos nuestra felicidad a factores que no podemos controlar o a otras personas. Frases del tipo «cuando haga «x» seré feliz», «si consigo «x» seré feliz» y similares son el pan de cada día. Lo que muchas veces se olvida es que a menudo para tener «x», conseguirlo, o hacerlo uno de los requisitos indispensables es ser feliz, o por lo menos actuar «como sí».

Este es otro de los puntos que contribuyen a crear infelicidad en las personas y explica porque hay gente a la que por ejemplo el resultado de un Barça- Madrid puede fastidiarle el día o la semana…

¿Realmente merece la pena dejar que un partido de fútbol te j*** la vida?

¿Realmente eres más feliz por ganar 43.000 E. al año en vez de 40.000?

¿No crees que es más fácil encontrar pareja si eres capaza de sonreír?

¿No crees que si eres feliz conseguirás antes ese ascenso que quieres, en vez de estar amargado hasta que lo consigas?

A menudo la felicidad es cuestión de apreciar esos pequeños detalles que tenemos en nuestra vida, y por estar tan acostumbrado a ellos hemos dejado de darles la importancia que realmente merecen.

Recuerda, tú puedes ser feliz aquí y ahora, valora adecuadamente lo que tienes y sobre todo valora quien eres
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