La importancia de conocer el pasado para utilizarlo como apoyo y no como lastre.

Descubro la programación neurolinguistica en el año 1994. Cuando inicio mis estudios de PNL y al ser tratada con las técnicas de este modelo de cambio, comienza en mí un cambio realmente evolutivo.
Aprendí a comprender los estados internos, a manejarlos correctamente y comprendí que aunque nos hayan maltratado o mas, el ser humano puede cambiar, modificar aquellas conductas que le impiden ser feliz.
Para cambiar el presente y crear el futuro, es importante reencuadrar el pasado ¿Cómo se reencuadra el pasado? quitando la emoción de los recuerdos negativos, y llevando a ese pasado lo que una vez se necesitó para que no se lo siga buscando en el presente y se deje de revivir la misma historia una y otra vez.
Uno de los principios en que se apoya la PNL es: todo ser humano tiene la capacidad de aprender a utilizar sus habilidades y estados anímicos para alcanzar un grado óptimo de competencia.
Todo radica en saber cómo hacerlo. Si tu paradigma es “soy espontáneo y digo lo que pienso y siento” estás en lo cierto, pero estás actuando automáticamente, has aprendido a hacerlo, actúas según tus experiencias, tu historia personal y no tienes en cuenta las consecuencias, tal vez sería importante que te preguntaras ¿Cuál es mi modelo de experimentar el mundo? ¿Por qué actúo de ese modo? sin tener en cuenta las consecuencias.
Te has preguntado ¿Cómo eliges? Toda decisión se basa en una idea de lo que para ti es real.
Es importante conocer ¿cómo creamos nuestra realidad? Y la realidad se crea según la historia personal de cada uno y según esa historia experimentamos el mundo.
Las experiencias vividas, influyen en ser la persona que somos, en todos los aspectos, económicos, profesional, relaciones personales, incluso salud. Repetimos las experiencias vividas y atraemos situaciones similares y aclaro hay tendencias naturales, hereditarias pero el ser humano tiene la capacidad de cambiarlo todo y atraer a su vida aquello que desee pero debe querer y saber como hacerlo.
¿Cuál es el motor que hace que las personas hagan las cosas, que se muevan, que actúen?
Es la emoción que pone en acción tres elementos: la conducta, las respuestas reactivas o compulsivas y las reacciones fisiológicas u hormonales.
O sea que la emoción es el carburante que pone en marcha el motor. Como un vehículo que sin gasolina no funciona.
Entonces tanto los estados internos como las emociones son producto de nuestras estrategias mentales construidas a partir de un encadenamiento de modalidades del sistema representacional o nuestros sentidos ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo, que todo lo que pensamos es producto de nuestras percepciones, y que todo lo que procesamos mentalmente, está construido en secuencias de lo visto, oído y sentido, que estructuramos de forma subjetiva.
La mente elabora sus propios archivos y recuerdos tomando como base una porción mínima de la información que recibe, filtrada y desvirtuada por los órganos perceptúales.
Cuando una persona está presente ante un hecho (cualquier situación de la vida) recibe a través de sus sentidos (vista, oído y sensaciones) la información procedente del mismo, que es derivada hasta construir la estructura profunda de la experiencia.
Así pues, permanentemente estamos recibiendo comunicación del medio ambiente en el que nos movemos (sea de personas o de la naturaleza) ya que todo cambia constantemente y hace que nuestros órganos estén activos, captando los sucesivos impactos transmitidos. La temperatura, la humedad, presión atmosférica, viento, cansancio muscular, roce, luz brillos, sonidos palabras, distancia, etc. Todos estos factores se encuentran en permanente cambio y transformación.
Y todos ellos están siendo percibidos por cada uno de nosotros. Sin embargo, si tuviésemos que ser consciente simultáneamente de todo ello, segundo a segundo, no cabe duda de que terminaríamos locos. Lo que hacemos es seleccionar o especializarnos en un grupo de ello, secuencial, parcial, temporal o permanentemente. Todos estos impactos son percibidos por la mente, aunque queden bajo el umbral del subconsciente.
Los procesos mentales que se activan son los responsables del cambio de nuestra vida. Por ello es tan importante llegar a utilizar la mayor cantidad de información accesible, que nos posibilite alcanzar un adecuado nivel de conciencia y hacer que esas pequeñas dosis de información se conviertan en elementos de cambio consciente.
Todos los seres humanos, sin excepción pensamos utilizando una o varias de esas modalidades: visual auditiva o sensaciones físicas. Cualquier proceso mental que ejecutemos contiene estrategias formadas por combinaciones de estos impulsos sensoriales. En algunas personas predomina la modalidad visual, y estructuran sus pensamientos prevaleciendo las imágenes. Otras utilizan preferentemente lo auditivo, y sus pensamientos se construyen con palabras y sonidos. Por último, los que sienten en el cuerpo basan sus estrategias mentales en las sensaciones físicas que perciben. No significa estos que esos tipos sean exclusivamente visuales, auditivos o sensitivos, sino que dan más valor a los impactos llegados por un canal preponderante, relegando a un segundo termino los accedidos por el resto. La información que no pertenece a su modalidad principal pasa completamente desapercibida y es como si para ellos no existiera. Esta distinción, es decir, la mayor valoración o uso exclusivo de un canal se evidencia y manifiesta cuando más infantil se es o menor equilibrio psicológico tiene la persona.
Una vez que seleccionamos las modalidades del sistema representacional pasamos a construir las representaciones internas, es cuando se desencadenan los estados internos. A partir de ese momento, cualquier imaginación es valorada como si fuese real, para nuestro cerebro no existe diferencia entre lo real e imaginado y responde de igual modo.
A continuación, y como consecuencia, comenzamos a sentir las alteraciones provocadas por la segregación hormonal. Así, al experimentar la emoción, sea cual sea la naturaleza de esta, el cerebro origina las correspondientes órdenes para que el organismo actúe en consecuencia.
La mayor parte del proceso descrito se produce en el nivel subconsciente, por lo que resulta difícil- en la mayoría de los casos –reconocerlo e identificarlos. Por lo tanto, sería fundamental, para el desarrollo como personas, aprender a sacar del pozo del inconsciente este mecanismo mental y fisiológico a fin de corregir todo aquello que nos trastorna, incomoda o resulta inútil.
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