¿Qué me hará diferente?, ¿cuál será el detalle?, ¿qué debo cambiar? Lo único cierto es que cuanto más preparada está una persona para algo, más dudas tiene sobre su propia preparación. Recuerdo cuando tenía veinte años y me comía el mundo a grandes bocanadas de fanfarronería barata, porque no era más que una niñata ignorante, ilusa (¡qué maravilloso!!) y entusiasmada con una realidad que no existía más que en mi cabeza. Cuántas veces habremos dicho “si yo hubiera sabido esto antes… ” sin darnos cuenta de que si hubiéramos sabido todo antes, no nos habría pasado nada interesante. La vida carecería de sentido lógico, sería tan simple como recorrer un sendero mil veces recorrido. Aquello de lo que nos quejamos es realmente lo que nos hace felices, pues es eso, precisamente, lo que nos falta, por lo que luchamos incesantemente.
Un día sin lucha es un día perdido, y nosotros, pequeños soldados de un gran ejército, seguimos luchando , aunque las armas nos sean arrebatadas, para alcanzar los sueños que ya lograron conquistar unos cuantos pobres desgraciados.
Quien no tiene nada, lo tiene todo por conquistar. ¡Qué maravilloso contradecir para los que ansiamos un mundo entero de emociones!
Sigue luchando cada día con la alegría de saber que mientras haya lucha habrá alegría.