Nos ofrecen la oportunidad de ver las dinámicas ocultas del sistema familiar y descubrir cual es la «causa» de la desarmonía que hay en nuestra vida personal, sea a nivel profesional, de pareja, relaciones, familia, enfermedades, éxito, etc.
Las constelaciones familiares sacan a la luz la profundidad y la diversidad de los lazos y el el impacto de las relaciones entre los diferentes integrantes de un sistema familiar. Con ellas se hace visible por ejemplo que los niños mediante su destino y su comportamiento establecen un equilibrio en el sistema: Quieren dar un lugar a miembros olvidados, marginados o excluidos, para preservar el sistema como un todo.
Deshacer los nudos y superar las trabas de estos lazos permite el surgir de un orden natural, en el cual cada miembro del sistema encuentra el lugar que le corresponde, y el amor profundo puede volver a fluir.
A parte de constelar el sistema de origen (padre, madre, hermanos, etc) también es posible abordar relaciones de pareja del presente, en las que el lugar que le damos al hombre o a la mujer a nuestro lado es fundamental para que la relación llegue a buen puerto. A menudo las ataduras a destinos de nuestro sistema de origen nos impiden encarar encuentros y entablar relaciones con total libertad. Cabe la posibilidad de que la nueva pareja, o un nuevo hijo se identifique con una pareja anterior que fue excluida o que no fue valorada, y asuma de forma inconsciente su dolor o rabia.
El amor llega a buen puerto cuando se vuelven a tener en cuenta a los miembros excluidos del sistema; cuando se les valora y tienen la posibilidad de encontrar su lugar.
La comprensión de este lenguaje se sucederá en la medida en que está desarrollada la capacidad de contemplar sin juicio, valoraciones ni interpretaciones aquello que se manifiesta. Y es en este estado de conciencia testimonial en el que se hace claramente visibles las propias implicaciones sistémicas y «programaciones condicionadas».
Esta forma de «ver» esconde la llave que nos abrirá las puertas al crecimiento y a la transformación; y es también el origen más íntimo del amor.
Fuente: SATYARTHI – WUWEI