¿ Quién no ha sentido celos alguna vez? ¿Quién no ha sufrido los celos de su pareja?
¿Qué son? ¿Por qué aparecen? ¿Son inevitables?
Ummm , casi puedo ver vuestras caras al leer esto, recordando momentos relacionados con estas preguntas, reviviendo la última vez que lo sentisteis y seguro que ya podéis sentir esa incomodidad en vuestro pecho, esa aceleración de la respiración de la respiración y el ritmo cardíaco.
Vamos a empezar por distinguir esos celos saludables, que son una expresión del valor que damos a nuestra pareja y esos celos que son una fuente de sufrimiento continuo para quién los sufre y para la pareja de quién los sufre.
¿Pero cómo funciona nuestra mente para hacernos esa mala jugada?
Cada mente tiene su propia estrategia , pero hay una estructura común, altamente eficaz, que la mente del celoso utiliza para entrar en ese estado. En general muchos «sufridores» usan mecanismos inconscientes parecidos a la celotipia para imaginar desgracias o escenarios futuros aterradores.
Lo primero es que algún elemento dispare el mecanismo: un retraso, un olor, una nota en un bolsillo, una explicación que no suena sincera, etc. pero muchas veces no hace falta un estímulo externo, basta con un pensamiento, a veces inconsciente que funciona como gatillo.
Este punto gatillo nos conecta con un estado interno de incomodidad, muchas veces es una inseguridad sobre nuestra capacidad de mantener la otra persona a nuestro lado, a veces una baja autoestima, a veces una experiencia previa de engaño o fracaso, para cada uno será algo distinto . Puede que nuestra experiencia de referencia sea relacionada con la pareja, pero muchas veces no tiene nada que ver con eso y quizás quién nos dejó o nos mintió fue un amigo, un padre, un profesor…quién sabe, incluso puede que eso no ocurriera nunca, sólo nos lo pareció en su momento, probablemente viene incluso de nuestra infancia, de una situación que aún no estábamos maduros para comprender.
A veces la mente parece muy lógica: desconfío de mi pareja porque mi pareja anterior me engañó. Pero curiosamente es más frecuente que los celos sean un problema cuando el origen no es nada obvio y la causa empezó mucho antes de tener pareja y en un contexto completamente distinto, pero queda un registro inconsciente de la experiencia con una emoción asociada y sentimos eso sin entender porqué. La razón nos dice que no deberíamos pensar eso, pero lo pensamos y nos sentimos mal. Muchos de los argumentos para estar celoso, poco tienen que ver con nuestra pareja, en realidad.
Ahí es donde la hipnosis o la PNL son tan efectivas resolviendo esos «errores» del inconsciente con rapidez, podemos acceder al punto donde se inició el problema y llevar hasta ahí el recurso necesario para cambiarlo. A veces resolvemos el problema aún sin entender exactamente como lo hemos hecho. Personalmente prefiero resolver un problema sin entenderlo a fondo conscientemente, que otras psicoterapias que duran años, que te dan un conocimiento detallado de tu problema, pero lo sigues sufriendo.
Bien, pero volvamos a esa sensación de incomodidad creciente que se apodera de nuestro pecho y entra en juego nuestra mente para generar una explicación lo más angustiante posible. Desde esa sensación interna que llamamos celos, nuestra imaginación vuela descontrolada hasta imaginar la situación que más tememos que se produzca. Cuando interceptamos un mensaje que pone, «ha sido un placer» para muchos no significa nada preocupante, para otros más curiosos preguntarán qué es eso o generará un fugaz pensamiento de celos, pero para quién sufre celotipia imaginará instantáneamente una película en la que su pareja está en la cama con alguien diciendo «placer» y quedará atrapado en esa escena una y otra vez.
Es nuestro director de cine interno en acción, sin nuestro permiso, proyectando su creación. La realidad importa poco, lo que ocurre en la mente es lo único real y nos encargaremos de darle más credibilidad con las acciones que emprenderemos para demostrar nuestras sospechas. Registrar bolsillos, espiar el ordenador, preguntas increpantes, todo nos llevará a nuevas pistas interpretables subjetivamente que demuestren que nuestros celos son justificados. No importa que nos demuestren lo contrario. Estamos en nuestra película y de ahí no salimos fácilmente.
Quién pasa por eso sufre mucho y su pareja también. La pareja además vive justificándose, lo que le hace parecer más culpable, entonces empieza a mentir sobre cosas sin importancia para no generar sospechas. Quizás ha charlado un rato con alguien por la calle, pero no lo cuenta para que no despertar celos. Como se descubra, zas, te pillé ¿por qué no me contaste que estuviste con el/ella? y el problema crece y crece.
Razonar con las emociones sirve de poco, a veces incluso las refuerza.
Así que quién vive en la angustia de una celotipia, debe saber que puede cambiar i dejar de sufrir y hacer sufrir si recibe la ayuda necesaria, pero razonando sobre ello difícilmente logrará un cambio. Es más si pensar racionalmente sobre el tema fuera efectivo ya lo habría resuelto ¿no?