A veces, determinadas cuestiones nos preocupan en exceso con el agravante de que nos sentimos incomprendidos y de que, en consecuencia, no contamos con apoyo externo.
Estas preocupaciones nos aportan energía negativa que nos lleva a un estado de ánimo parecido al de un preso recluido en una celda minúscula.
Ante una situación de este tipo, hay que tomar conciencia de que es necesario someter el problema a una transformación que lo convierta en algo que nos impulse hacia delante en vez de hundirnos en la miseria. Es decir, transmutar el obstáculo en oportunidad.
En definitiva, se trata de:
– Transmutar lo negativo en positivo (por ejemplo, ante un fracaso, aprender de él para corregir lo que hemos hecho mal).
– Amarnos más a nosotros mismos y a los otros, como seres imperfectos y conectados que somos.
– Ayudar a los que se encuentren en una situación parecida a la nuestra.
Todo ello, nos permitirá imbuirnos de energía positiva, que nos conducirá a una mejora y a la superación.
Fuente: Jordi Milian – Coaching