Dejar completa libertad a las personas a las que amas para que decidan qué hacer, con quién estar y a quién seguir como referente es de vital importancia para el crecimiento maduro de todo ser humano, y que de este modo que se generen buenas relaciones sin condicionamientos.
Soltar el anclaje emocional de aquellos a los que se ama y que estan en nuestras raices, no es dejarlos de amar es permitirte ser libre para amar a muchas más personas durante tu proyecto vital. El limitarte a varias personas te hace no crecer en cambio el permitir que entren nuevas personas en tu vida hace que generes mucha más felicidad a tu alrededor.
Si es interesante a su vez quizá hacer ver a los demás, en muchos casos nuestros hijos o familiares cercanos que asumir su propia vida es tarea indiscutible de cada uno y que no podemos pretender complacer a los demás viviendo aquello que nuestros padres no pudieron vivir y que les gustaría que nosotros hiciéramos, porque a la larga lo que nuestros padres desean es que seamos felices no que cumplamos los sueños que ellos no pudieron o supieron cumplir.
Cada uno tiene su momento en la vida y ha de aprovechar las oportunidades ya que la vida es lo que transcurre mientras hacemos planes para cumplir nuestros sueños.
Gran error por nuestra parte como hijos es querer seguir idolatrando a nuestros padres y continuar enganchados a ellos cuando comenzamos la edad adulta, quizá se dan este tipo de situaciones porque unos no quieren soltar cuerda emocional o quizá ese control y otros siguen asidos a ella por comodidad, no siendo beneficioso para ninguno de ellos a la larga.
Se ha de amar, agradecer y admirar a los padres, aunque no es incompatible con llegar a ser autónomo, maduro e independiente llegada la edad adulta.
Uno de los mayores conflictos que vivimos durante nuestra vida son las ataduras a nuestros progenitores, que de un modo u otro nos anclan hasta en algunos casos destruir nuestra propia independencia vital, y quizá en muchos casos ese cordón invisible que no se corta cuando la persona adquiere la madurez se corta de modo radical cuando fallecen, siendo el proceso mucho más doloroso que si se hubiera realizado de modo natural cuando llega el momento de madurez consciente, en muchos casos esto ocurre en la llamada crisis de los cuarenta, en la mayoría de los casos ocasionada por no haber resuelto bien estas uniones imaginarias.
Asumir que existen este tipo de anclajes afectivos es dificil, transformarlo para evolucionar sería el siguiente paso, o quizá si no se tiene el valor suficiente de afrontar la situación escaparse de ella y seguir viviendo el enganche emocional.
Mucho se ha hablado del enganche emocional entre padres e hijas y madres e hijos, prefiero dejar el tema en manos de otros expertos, si me gustaría enfocar el tema haciendo algunas preguntas que pudieran tener interesantes respuestas por vuestra parte y que quizá puedan alumbraros en situaciones propias o de amigos.
¿Te has preguntado porqué no consolidas tu relación de pareja y qué relación pudiera tener con la relación que mantienes o tenías con tu padre? ¿Porqué tu pareja se siente desplazada por tu madre? ¿Qué conexión tiene que te hayas llevado mal con todos tus ex-jefes con la relación que mantenías con tus progenitores? ¿Si no congenias con ninguno de tus colaboradores, te has parado a pensar que tiene que ver con que ni tan siquiera te hables con tus hermanos? ¿Te has parado a pensar porqué heredas el patrón de conducta profesional de tu padre siendo mujer?
Cuando arreglamos partes de nuestra esfera vital cercana se recolocan otras más lejanas, es tan sencillo como pararse a pensar, observar y asumir; después es simplemente cuestión de dejarse fluir para que cada uno siga el camino que le corresponda en la vida.
Estas relaciones entre padres e hijos pueden ser excelentes hasta el punto de idolatrar exageradamente e irracionalmente.
Viñeta de Maitena
O como contrapunto ser tirantes y llegar a odiarse. Está en nuestras manos está el mejorarlas cuando ya somos adultos ya que conforme sean las relaciones cercanas así caerán en cascada las restantes en nuestra vida. Y el sanarlas depende de nosotros, aún estamos a tiempo.
Y os preguntaréis que tiene esto que ver con el coaching, de ahí que lo haya dejado para el final a propósito. Estas uniones invisibles por medio del cordón umbilical inexistente se dan en muchas relaciones que tenemos en nuestra vida en las cuales no existe una interconexión sino codependencia que hay que evitar a toda costa ya que el coachee crecerá si no depende del coach sino que es autosuficiente emocionalmente.
Un abrazo.
Mari Cruz
Fuente: Cruz Coaching