Otra cosa a tener en cuenta acerca del fracaso es la gran diferencia que existe entre fracasar y ser un fracasado, que algo no salga como tú quieres implica que no has hecho bien exclusivamente eso, no que no hagas absolutamente nada bien, yo puedo haber suspendido un examen de matemáticas por ejemplo, y eso no implica que sea «tonto».
Colocar «etiquetas» o (auto colocárnoslas) es más habitual de lo que parece, y muchas veces ignoramos el efecto que puede llegar a tener ¿Realizaré un examen de lengua española, por ejemplo, de la misma manera si tengo asumido que no se me dan bien las matemáticas o si tengo asumido que soy «tonto»? ¡Por supuesto que no!
¡¡Fracasar no te convierte en un fracasado a no ser que tú lo permitas!!
¿Cuándo fracasamos?
Fracasamos cuando decidimos que hemos fracasado y fracasamos cuando dejamos de intentarlo.
Tomemos por ejemplo a Edison. El principal invento por el que Edison ha pasado a la historia es la bombilla (que por cierto no la inventó, sino que fue quien la hizo viable), lo que no es tan habitual saber es que Edison poseía más de 1.300 patentes, y que le costó más de 1.000 intentos el desarrollar una bombilla que finalmente funcionase.
¿No sentía frustración? Probablemente, pero cuando consiguió desarrollar la bombilla «perfecta» ya había averiguado más de 1.000 maneras de no hacerlo, ¡¡sin decidir que había fracasado!!
¿Cuantas veces has intentado algo más de 1.000 veces antes de darte por vencido? Me atrevería a decir que ninguna.
Es en este punto donde cabe diferenciar la perseverancia de la persistencia, el caso de Edison es un caso de perseverancia, tenía un fin claro y con cada fracaso aprendió lo que no hacer en el siguiente intento.
Sin embargo actualmente lo que predomina es la persistencia, si yo me propongo atravesar un muro a cabezazos, daré el primero y si veo que duele no lo repetiré, buscare otro método… ¿Cuándo surge el problema? cuando decido volver a intentarlo y encima con más fuerza. El «me voy a esforzar más en hacer lo mismo» es un mal muy extendido en nuestros días cuyos resultados son terribles, ya que convierte a las personas en expertos en hacer mal las cosas (y encima con más énfasis).
¿Y tú, persistes o perseveras?
«Por intuición saben las personas que es inútil oponerse a quien las piedras de tropiezo utiliza por peldaños, que no teme el fracaso ni jamás la calumnia ni el ridículo le retraen de su labor, no rehúye responsabilidades y siempre mantiene su brújula en dirección a la estrella polar de su propósito, a pesar de cuantas tormentas rujan a su alrededor.»