En los últimos tiempos, el lenguaje que se usa en el entorno en el que nos movemos es tan brutalmente desesperanzador, que he pasado por momentos donde me daba casi vergüenza comentar con otros que me va genial. Aunque en otros ámbitos de mi vida también estoy estupendamente, hoy me voy a centrar en
ámbito del trabajo.
Parece que las personas estamos deseando encontrarnos con otros a los que les vaya igual de mal que a nosotros o peor. Porque lo contrario desentona y no se ajusta al lenguaje cotidiano establecido.
He de decir que a nivel profesional nunca me había ido tan bien. No doy abasto en coaching, formación, otras ideas empresariales relacionadas con los ingresos pasivos, he multiplicado mi facturación en el último año y medio, y lo mejor de todo es que ¡las expectativas para el 2012 son todavía mejores!
Y esto ¿Cómo es posible, cuando lo que se respira en el ambiente es justamente lo contrario?
Me gustaría compartir contigo varias claves que me parece están jugando un papel muy importante en mi éxito profesional:
1. La batalla del lenguaje es la primera que hay que ganar. Es tiempo de crisis, lo que implica multiples oportunidades. No estoy dispuesto a caer en frases del tipo “vamos tirando”, “podía estar peor”, “ con la que está cayendo”…. Pues solo me doy mensajes de superviviencia, no de vivencia próspera.
2. Me he esmerado muchísimo en ofrecer productos y servicios únicos (con difícil competencia) y de altísima calidad (donde el retorno de la inversión sea muy grande) . Por ejemplo, los dos cursos principales que doy actualmente, Vivir del Coaching y Maestro de Maestros, tienen que ser lo mejor de lo mejor, algo que le cambie la vida a quien participa de ellos.
3. Estoy dispuesto, por ende, a arriesgar. Y eso pasa de entrada en los propios cursos que imparto, donde debo atreverme a hacer cosas que casi nadie hace. También en lanzarme al ruedo, sin tener la certeza de que va a funcionar. De todas maneras, conseguiré algo impagable: aprendizaje.
4. Me estoy formando y reciclando continuamente, para dar cosas cada vez mejores y además para tener más conocimientos y facilitar mi trabajo inteligente (mas ingresos con menos esfuerzos). Ahora me voy a Tailandia a un curso sobre marketing y oratoria de 5 días, que me cuesta 12000 € (mas el avión, y el hotel). La mayoría de la gente dice: “es que yo no me lo puedo permitir”. Como comenta Robert Kiyosaki con gran sabiduría, ese es el lenguaje de la pobreza. El lenguaje de los sueños que se hacen realidad, es más bien:” ¿cómo puedo conseguirlo? (así me pagué un curso que supuso un vuelco en mi carrera profesional, el “Train the Trainer”: no tenía el dinero, y me propuse conseguirlo en un mes, porque si no, no lo haría. Y lo logré)
5. Continuamente estoy creando ideas y las contrasto con el mercado, haciéndome la siguiente pregunta: ¿quiere esto la gente? (o tu nicho demercado). No se trata de preguntarte si lo necesita. Se trata de determinar si lo quiere.
6. Me hablo a mi mismo con entusiasmo, y me entusiasmo con mis ideas, y elijo poner en práctica al menos dos de ellas, con entusiasmo, y me exijo que el entusiasmo siga presente en el desarrollo de las mismas. Para ello, pienso en grande, me imagino continuamente el “para qué” de dichas ideas, y a donde me van a llevar, además de los cuantiosos ingresos que voy a conseguir (si pongo mi foco en ingresos escasos, esos son los que conseguiré).
7. Modelo continuamente a los mejores de mi profesión, me rodeo de “cracks”, y me busco la vida para estar cerca de los que más saben, y han llegado donde yo quiero llegar, para inspirarme y ser cada día un poquito mejor.
8. Me tomo muy en serio mi tiempo, lo valoro en extremo (si no, nadie lo hará por ti), y me exijo hacer las cosas de otros modos, mucho más eficientemente.
9. Pongo en valor mi trabajo (en el último año no he parado de subir las tarifas, y es cuando más personas están usando mis servicios). Y esto deviene del hecho de que tengo mucha confianza en lo que hago, y que me lo he trabajado para que sea lo mejor de lo mejor, sin competencia. Y cuando no hay competencia, las tarifas pueden ser las que uno desee, siempre que el retorno de la inversión sea superior.
10. Elijo muy bien a mis clientes. No quiero conmigo a aquellos que eligen solo por precio, por ser mas barato. Quiero conmigo a aquellos que de verdad están dispuestos a apostar por sus sueños, y eso pasa por querer invertir en ello. Es un magnífico filtro para quitar de en medio a clientes que no van a aprovechar adecuadamente lo que ofreces, porque no es para todo el mundo.
11. Planifico con asiduidad, y tengo flexibilidad para cambiar los planes, si es necesario. A diferencia del pasado, ahora estoy dispuesto a dar cambios de timón cuando sea necesario.
12. Me he hecho un conocedor en profundidad del marketing, y te puedo decir que lo cambia todo. ¡qué diferencia entre saber y no saber! Es un abismo tremebundo! Tengo excelentes resultados, porque sé cosas que la mayoría no sabe, y además, las pongo e práctica.
13. Genero múltiples acuerdos ganar-ganar solo con aquellos que también me aportan. Es muy frecuente que muchas personas quieran estar cerca de ti por lo que podrías aportarles, sin contraprestación alguna. De esos tengo muchos al mes. También dedico el tiempo que deseo a acciones sin ánimo de lucro, aunque las elijo yo
14. Soy muy positivo, pero también hago muchas cuentas, planifico estratégicamente, y me lo paso muy bien. En el fondo,siento que estoy donde debo estar haciendo lo que tengo que hacer, poniendo mis talentos en acción para contribuir a otros. Y entonces, todo es fácil.
Seguro que hay más cosas que hago para que me vaya estupendamente. Pero sin estas 14 claves, algo fallaría. Y como decimos en PNL, ni son verdad ni mentira. Solo te invito a que las pruebes, y si te funcionan… ¡quédatelas!!
Fuente: Somos profesionales del coaching