La vida, las circunstancias, el azar, un accidente, la fatalidad, a veces nos golpean tan fuerte, que nos quedamos descolocados. Teníamos en nuestra mente una idea de como sería mañana, y pasado… una imagen de nuestro futuro, una certeza de que ocurrirían determinadas cosas o de que estaríamos con determinada persona y de pronto, en un segundo, todo esto desaparece.
Aceptar un cambio brusco, una separación, una muerte, puede tornarse complicado. Sobre todo, si nos pasamos día tras día intentando encontrar explicación a lo sucedido.
Nos preguntamos por qué ha ocurrido, repasamos el pasado una y otra vez intentando encontrar la clave que nos dará la explicación, volvemos una vez tras otra sobre lo mismo, en una espiral interminable, que nos mantiene en el dolor de no comprender, de no encontrar donde estuvo el error que explique lo que nos está ocurriendo.
Nuestra mente nos mantiene pensando, día tras día, en esa persona que ya no forma parte de nuestras vidas, pero sin conseguir sacar nada en limpio, sin solucionar nada. Al contrario, nos llena de ansiedad, de miedos, de pesadillas, de insomnio, de falta de ganas de hacer o salir, nos paraliza y retiene en ese instante en el que nuestra vida cambió para siempre.
Los amigos, la familia, pueden servirnos de apoyo, pero si día tras día recurrimos a ellos para descargar los mismos dolores, para revivir las mismas experiencias, terminaran agotados y evitando estar cerca nuestro.
¿Cómo cortar esta espiral de dolor?
Si permanecemos igual que los primeros días de shock, nuestros días se repetirán como si fueran el mismo, una y otra vez. Por eso, para salir de este dolor, debemos tomar una firme decisión.
QUIERO SEGUIR MI VIDA.
y para continuar con nuestra vida, es bueno que demos tres pasos importantes.
ASUMIR que el pasado es el que es, que por mucho que pensemos no va a cambiar, y aunque encontremos explicaciones, pensar y pensar no cambiará nada. Si queremos cambiar algo hay que actuar.
PERDONAR incluso cuando sufrimos un duelo, y es una persona joven, o nuestra pareja, o incluso alguno de nuestros padres, tenemos una sensación de rabia, de ira, de no perdonarle por habernos dejado. Perdonar es hacer las paces con lo que nos ha ocurrido. Y es la mejor manera de poder avanzar.
ELEGIR VIVIR, a pesar de todo. Encontrar motivos para salir adelante, enfocarnos en lo que si tenemos, en todo aquello que aún nos queda, en vivir. Si este golpe ha sido por la muerte de un ser querido, quiero que pienses, qué querrías tu para esa persona si las circunstancias hubieran sido alrevés. Si en lugar de morir esa persona, hubieras muerto tú, ¿querrías que sufriera toda la vida tu ausencia? ¿querrías que no sonriera más, que no volviera a ser feliz? Cada vez que la tristeza se apodere de ti, recuerda qué querrías para los demás, y vive como querrías que esa persona viviera.
En este viaje llamado vida, algunos se bajan antes, y otros continúan por más tiempo con nosotros…. es así, es parte de la vida. Algún día, nosotros también bajaremos…
Viki Morandeira
Tu Coach Personal
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