No todo el mundo tiene la necesidad de expresar lo que lleva en el fondo de su alma, pero si tienes esta necesidad seguramente les gustaría que alguien les escuche. Hoy en día, como todo ha cogido más ritmo, también las conversaciones y el proceso de comunicación en sí han cambiado de forma. Ahora muchas veces nos encontramos en una situación en la cual una conversación se convierte casi en una subasta: quién subirá más = quien dirá más, más rápido, historias más interesante con más detalles, etc. Así otra persona no escucha, sólo está a la espera de poder «subir» y contar lo suyo.
¿Entones qué solución nos queda?
Al menos 2: primero aprende a escucharte a ti mismo. Toma tu tiempo para saber qué es lo que piensas, por qué necesitas compartirlo, qué te aporta la presencia de la otra persona si ni le dejas expresar su opinión?
La segunda sería aprender a escuchar. Sí, da lo que quieres recibir, así de simple. Si no sabes escuchar no exijas que todo el mundo tenga esta capacidad.
!Rétate! y empieza a escuchar, pruébalo, a lo mejor descubres un mundo nuevo sin moverte de tu ciudad 🙂