Teatro y Gestalt: alas a nuestra disposición

alas

Un teatro sagrado no solo muestra lo invisible, sino que también ofrece las condiciones que hacen posible su percepción.

El teatro es una de mis pasiones y a partir del teatro comencé a transitar mi propia creatividad más concientemente, hace ya 8 años y la Gestalt es mi «oficio», como diría Albert Rams. Unir estas dos facetas mías, no es difícil.

Son varios los motivos y los puntos en común que he experimentado y por los cuales me visto motivada a vincular la Gestalt con el arte teatral, pero tres de ellos, los considero nucleares.

Tanto La Gestalt como el teatro comparten el mismo territorio en donde desarrollan su trabajo: El Ser Humano y además como consecuencia de su Hacer generan una ampliación de la experiencia personal. Esta ampliación de la experiencia personal es imposible de desarrollar, si no se vivencia en el presente, dentro del aquí y ahora. Se puede definir el Hacer del actor como, re-presentar, hacer presente las conductas humanas, y se puede definir el espacio terapéutico como un espacio en el cual «el darse cuenta» o hacer presente lo que no lo estaba, es uno de los principales objetivos.
Estos puntos de encuentro, el Ser Humano, la ampliación de la experiencia personal y la vivencia del Aquí y ahora, los considero esenciales para que ambas herramientas, la Gestalt y el Teatro, se puedan integrar en el trabajo terapéutico.
El propósito de esta unión, es potenciar la experiencia de hacer, sentir, caminar, mirar, observar, hablar, cantar etc., de una forma distinta a la que el cuerpo, alma, cabeza y corazón están habituados. Experimentar la realidad interna y externa de una forma diferente. Así, se puede dar vida a personajes internos que no respiran, y que no conocen la luz, a partes que cada uno tiene, y que la vida nos ha llevado a dejarlos de lado, como por ejemplo, el niño interno que todos tenemos.

El JUEGO COMO COMIENZO DE UN PROCESO CREATIVO:

El teatro es la creación de la vida, tomada en tiempo presente en el espacio, por medio del cuerpo humano. El espacio teatral permite y facilita transitar aspectos y formas que socialmente o no se encuentran “permitidas”, o que personalmente, por los juicios que nos pesan o mecanismos neuróticos que nos azotan, no nos las habilitamos. Un ejemplo claro es la posibilidad que nos brinda el teatro de convertirnos en locos, prostitutas, animales no racionales, solo instinto, o cualquier personaje que no podemos experimentar en nuestra vida cotidiana.

Para dar libertad a estos personajes y para dar rienda suelta a la libertad imaginativa, el juego se convierte en un aliado imprescindible en el proceso creativo teatral. El juego creativo permite expresar la tensión conflictiva existente entre las personas y el mundo. El valor del juego reside en que es una actividad no impuesta, es de orden físico mental, no busca ningún fin utilitario y a la que nos podemos entregar para divertirnos y obtener placer. Por lo tanto con el juego se obtienen desbloqueos, y la desinhibición de las barreras. En el diccionario de sinónimos jugar también es arriesgarse y moverse, el impulso de jugar es un instinto. Nacemos con este instinto, de modo que el sustento de la vida creativa es el juego.

Para un niño jugar significa comprometerse con su hacer, sin embargo para el adulto ha sido siempre una distracción o relajación. En el mundo de los mayores el que juega como un niño es considerado como una persona poco seria.

Esta desvalorización del juego infantil dificulta la explicación de cómo jugar. No hay ningún método para jugar, para aquellos que se lancen a esta aventura de jugar no podrán hacerlo sin convicción, escépticamente, con credulidad, fe arrojo y pasión.

¿PARA QUÉ SE JUEGA?

Se juega para obtener el conocimiento del sí mismo y obtener placer.

  • Se juega para manipular los objetos y fenómenos de la vida externa y ponerlos al servicio de la vida interna.
  • Se juega para intentar resolver conflictos surgidos en la relación del individuo con su exterior.
  • Se juega para hacer resaltar la tensión dramática que comporta el vivir y trascender la realidad interna a un foro externo de nuestra realidad.

Yamila Yaquino. Terapeuta Gestaltica.
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