Si sólo somos unas manos que trabajan, una cabeza que piensa y un corazón que ama, ¿para qué tanto preguntarse por el destino? En el futuro no hay nada. Ni el cielo es el paraíso ni el infierno es eterno. No hay nada más bello que luchar por los demás, sin obtener nada a cambio, ni esperarlo. ¿Qué puede ofrecer el que no tiene nada? La respuesta es bien sencilla, lo mismo que el que lo tiene todo: Unas manos que trabajan, una cabeza que piensa y un corazón que ama. Todo lo demás es superfluo, pasajero, condicional. Todo lo demás no vale nada, nadie podrá reclamarte nunca, siempre y cuando tus manos trabajen, tu cabeza piense y tu corazón ame. Esa es la salud para con todos y quien obra con coherencia no debe esconder sus actos al público que presencia. Solo algunos son poderosos. Sólo algunos lo tienen todo. Ahora bien, si tus manos no trabajan, tu cabeza no piensa y tu corazón no ama, lo siento amigo, pero estás muerto.