«Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros» Groucho Marx
Hoy durante una sesión, ha surgido el tema de vivir de manera acorde con los valores personales y de como, en el ámbito profesional, muchas veces el hacerlo supone incluso un obstáculo a la hora de ascender, o en el caso más extremo, el abandono de la empresa.
Una de las preguntas que han surgido ha sido: ¿Hasta que punto compensa el hacerlo?
Sin embargo antes de eso, hay una pregunta fundamental.
¿Cúales son mis valores personales?
Sinceridad, orden, amistad, respeto, amor, dinero, ambición, humildad, etc. la lista podría ser interminable.
Te invito a que hagas un pequeño ejercicio de autoconocimiento e identifiques cinco valores personales fundamentales que guían tu vida y veas como estos afectan a tu día a día, a tus acciones, a tus decisiones, etc.
¿Qué es lo que te mueve a hacer las cosas?
Las personas normalmente nos encaminamos hacia lo que, desde nuestro punto de vista, nos parece «correcto» y huimos de lo que nos produce rechazo, en este aspecto es donde los valores personales y su jerarquía intervienen.
El identificar que valores son los que nos mueven y el asumir que cada persona tiene los suyos propios, que no son ni mejores ni peores, sino simplemente diferentes (incluso a pesar de llamarlos de la misma manera), puede cambiar enormemente nuestra forma de relacionarnos e incluso el concepto que podamos tener de otras personas.
Volviendo al tema anterior…
Ahora que ya has identificado alguno de tus valores en el ámbito personal, permiteme hacerte otra pregunta…
¿Cuales son tus valores profesionales?
No tienen por qué coincidir, el único problema se presenta cuando entre los valores personales y los profesionales existen valores antagónicos.
¿Cuanto tiempo serías capaz de actuar de forma contraria a lo que tu ética te indica?
A veces no hay más ciego que quien no quiere ver…pero por cada acción realizada en la que entren en conflicto nuestros valores, añadimos una gota más a nuestro vaso de conciencia, con el correspondiente riesgo de que la próxima sea la que lo haga desbordar…
Muchas veces las personas usan mascaras, incluso poseen varias, pero no dejan de ser sólo eso, un intento de aparentar quienes en realidad no son, bien por interés, por necesidad, o por una gran variedad de motivos diferentes, pero al final es complicado el mantener un disfraz todo el tiempo, ya que nuestro verdadero yo, termina por aflorar.
Cuando se da este caso, tenemos dos opciones, bien la anteriormente comentada, o bien tratar de unificar los valores personales con los profesionales, si bien, hay que destacar que cuando esto ocurre un gran porcentaje de los procesos de Coaching terminan con un cambio laboral hacia un trabajo donde el Coachee se siente realmente realizado.
Con esto puede parecer que tiro piedras contra mi propio tejado, pero bajo mi punto de vista, la opción de la salida es la más positiva, tanto para la empresa (que se evita tener un trabajador con un bajo rendimiento)como para el trabajador (el cual cambia hacia un trabajo que realmente disfruta), pero como todo en este blog, no deja de ser una opinión.