Cuando confrontamos dificultades, en lugar de invertir tiempo y energía en resolver el problema, a menudo tratamos de trasladar el problema, ya sea al despacho de otra persona, a otro departamento, o incluso a alguien en otra ciudad.
Pude observar esto con claridad cuando visité las Filipinas el mes pasado. Allí el gobierno está trabajando duro para transferir a muchas de las personas sin techo de Manila a otra ciudad. Sin embargo, sólo están siendo trasladados; no se les está educando, ni habilitando, ni iluminando, ni animando. Es una transferencia, no una solución. El problema sigue existiendo, sólo que no en las calles de Manila.
No basta con trasladar a un empleado difícil a otro departamento. Recientemente escuché que la nueva «solución» para los desechos nucleares es soltarlos a la deriva en una barcaza. Por lo menos la energía nuclear no permanecerá en un solo lugar. No, de esta forma llegará a muchos otros lugares. Buena decisión.
Trasladar problemas nunca resuelve las dificultades. El problema sigue existiendo, aunque no tengas que verlo ni olerlo.
En nuestra propia vida, a menudo tratamos de trasladar nuestros problemas a otros lugares, sin intentar realmente resolverlos. Podemos librarnos de una adicción, sólo para desarrollar otra; porque hemos trasladado la necesidad, en lugar de ir a la raíz y eliminarla. Podemos aliviar una sensación de vacío, pero si existen en general problemas de inseguridad y carencia y no los tratamos en su nivel causal, aparecerán en otra área de nuestra vida. Cuando las cosas parecen estar bien, no significa que estén bien. Recuerda que incluso cuando los camiones sanitarios abandonan nuestro barrio, los desechos van a parar a otra parte.
Conozco a muchas personas que han cambiado de empleo o de casa en búsqueda de algo mejor. Pero como buscan cambiar su entorno sin asumir la responsabilidad de cambiarse a sí mismos, sólo cambia el escenario. Los problemas siguen siendo los mismos. No puedes dejar un trabajo porque tienes un jefe tiránico. Ese jefe aparecerá con un traje diferente y en un escenario distinto en el próximo trabajo. Ésta no es mi predicción; es una verdad espiritual.
«Ojos que no ven, corazón que no siente» es algo que no funciona, ni espiritualmente ni físicamente.
Esta semana, observemos con sinceridad nuestros problemas, incluso aquellos que pensamos que hemos superado. ¿Hemos resuelto verdaderamente los problemas, o simplemente los hemos desplazado? ¿Estamos buscando soluciones en el exterior, cuando la solución verdadera es cambiar el interior?
(…) La buena noticia es que cuando realmente eliminamos el problema desde la raíz, estamos creando simultáneamente más espacio dentro de nosotros para la plenitud verdadera, y no un simple alivio.
Extraido de Afinacion semanal de la conciencia de la Kabbalah por Yehuda Berg (Centro de Kabbalah Internacional)
Fuente: Liderazgo Auténtico