Ya me habían hablado de él. Me decían, “es perfecto para ti” “seguro que lo conoces y te enamoras”… y yo pensaba ‘claro, como tantos otros’. Sin embargo, no niego que sentía mucha curiosidad. ¿cómo sería de verdad? ¿sería tan hermoso como me habían dicho? ¿sería tan poderoso? Sentía tanta curiosidad, que dije que sí, acepté ir a la cita a ciegas.
La verdad, ese día me preparé, me vestí con mucho cuidado, me perfumé y maquillé con meticulosidad. ¿Cómo sería nuestro encuentro?
Cuando finalmente llegué, estaba bastante tranquila, dispuesta a conocerlo, más por curiosidad que por cualquier otra cosa.
Entré y lo ví, allí estaba… nada especial, como cualquier otro. Y entonces, comenzó a hablar, y en la medida que se describía a sí mismo y en la medida que me mostraba quién era, tocaba mi corazón de forma familiar, nada estruendoso, todo muy sutil, suavemente. No fue nada apresurado. Nos dimos nuestro tiempo, un año; nos veíamos, conversábamos, a veces creía que me estaba enamorando y creo que él también de mí, y a veces me decía, “tranquila, quizá todo sea una ilusión”. Era mutuo. Poco a poco, mientras cada uno a su ritmo, mientras bailábamos y jugábamos juntos, nos dimos cuenta que realmente nos gustábamos, y muuucho.
Pero, la verdad es que no fue hasta esa noche oscura, de tristeza y de crisis, que lo llamé, le pedí ayuda, y él, sin hablar, sin preguntar mucho, con su amor cambió mi vida. Me mostró nuevos caminos con una sutileza que apenas percibía. Me ayudó a darme cuenta que YO SI PUEDO y que él siempre estaría allí para ayudarme. Hasta hizo que mejorara mi relación con mis hijos, comenzamos a hablar, a vernos y sentirnos como nunca lo habíamos hecho. De hecho… con él aprendí a ayudar a otros. Lo sentía en mi alma, lo sentía en mi corazón y en mi cuerpo. Ya yo no era la misma.
Nuestra pasión aumentó, y mientras más estamos juntos, más cuenta me doy de lo afortunada que fui en decir SI, si a la vida, si a mí misma, si a la PNL[1]; y sí, la PNL es hermosa, es maravillosa y es muy poderosa.
Nuestra relación crece… y ahora, gracias a nuestro amor, puedo mostrarle a otros que pueden tomar rutas de alegría, que pueden ver la vida con otros lentes y escuchar su corazón.
Elisabeth Tepper Kofod
13 oct. 10
Fuente: PNL – Elisabeth Tepper Kofod