Por: Pilar Alberdi
Este día se instituyó en USA en 1982, luego en Canadá y también se recuerda por tal motivo en Europa.
No sólo se trata de recordar a los niños secuestrados por personas ajenas a su entorno, sino a aquellos que han sido secuestrados por uno de los padres.
Según he podido leer la cifra se eleva anualmente a más de 70.000 niños. Pienso en la tragedia de estos pequeños y en las de sus familias. ¡Cuánta fortaleza hay que tener para seguir adelante! Reflexiono sobre esas madres o padres que, de repente, ven cómo su cónyuge se ha llevado los niños. Conozco algún caso muy concreto y no dejo de admirar cómo cada papel en que puedan reflejar la fotografía de sus niños, cada espacio que posibiliten las redes sociales, se aprovecha para transmitir una imagen, unas palabras… Son como aquellas miguitas de pan del cuento infantil que se van dejando para el regreso a casa, por si alguna persona cree reconocer a la criatura, o por si ya mayor, alguien se reconoce en ese niña o niño.
¡Cuántas historias dramáticas!
Creo que hoy podría añadir poco más sobre estos temas de los que todos nos sentimos profundamente solidarios.
Fuente: PSICOLOGÍA.