Escurridizo voy haciendo los atajos de mis propios caminos. Me alejo. Intento pisar a mi manera. Y así consigo encontrarme siempre conmigo mismo. Como un errante con camino incierto que encuentra sus certezas en su propio andar. A veces las voces en mi mente ya me hacen bastante bulla como para escuchar a otros. Por eso me abstraigo desde mi silencio. Es un retiro voluntario que busco en cualquier lugar donde me encuentre. Me escucho una y otra vez. Oigo mis convicciones y mis reproches; mis sacrificios y mis felicidades; mis obstinaciones y mis desapegos. Ya con mi propio ruido es suficiente. Ya tengo bastante.
José Roberto Coppola
Fuente: Terapia de piso