He quedado gratamente sorprendido al ver que en poco tiempo, una persona que estaba sumida en las partes negativas de sus pensamientos, ha logrado iniciar un camino de resurgimiento apelando y usando todo el potencial tan maravilloso que todos llevamos dentro. Era posible y es posible con sólo aplicar la voluntad para efectuar los cambios adecuados que nos permitan ver la vida desde una perspectiva distinta, con el objetivo, que tantas veces os he mencionado, de llegar a un equilibrio y querer ver por uno mismo las bondades que también tiene la vida, aunque nos parezca que nos maltrata incomprensiblemente.
La Señora X ha aprendido y vive con ella y con sus circunstancias aceptando su vida; apoyándose en el principio de que todo pasa por algo y este algo no es otra cosa que aprender con el tiempo que dedicamos a arriesgarnos a vivir. Pocos pueden decir lo que decía Neruda: “confieso que he vivido.” Y sin embargo ahí estamos, en el punto de decidir qué hacer ante las crisis que nos acontecen en la vida y con sólo el poder de nuestra decisión, valentía y voluntad: vivir o morir, seguir o perecer.
Felicito efusivamente a las personas que deciden vivir por ellas mismas, sin dependencias emocionales, sin aceptar vejaciones, sin aceptar humillaciones y, sobre todo, dispuestas a pagar el precio necesario por tomar las decisiones adecuadas para salir de esa espiral maldita de la sumisión y vasallaje, aunque la pena por las pérdidas se tengan que tragar, madurar y aceptar para vivir nuevas etapas que enriquezcan la necesidad de ser.
Aquí os dejo un escrito que me envía mi compañera, Gloria S. Conesa, para ilustrar todo lo antedicho. En él observaréis un testimonio vivo de alguien que “simplemente” quiere vivir y por eso busca encontrarse. Y aunque no estéis de acuerdo en algo, lo importante es pensar que todo camino es bueno si lleva hacia el equilibrio emocional y a deshacerse de los miedos y angunstias que atenazan y perpetúan un estado de contínua lucha interior sin apariencia de luz. Que lo disfrutéis y lo aprovechéis.
2 de octubre del 2011.
Ha sido un día lleno de recuerdos, experiencias, salubridad interior. Buenas noches interlocutor válido, buenas noches mi amor, buenas noches luna, buenas noches. Estos sentimientos van dirigidos a mi amor, a ese gran amigo, a un desconocido, al último paciente llegado antes de las diez. Al universo, a los agujeros negros, a la fuerza de la gravedad, a Nuestro Padre que está en los cielos, pero, estos sentimientos, van dirigidos a ti…
Salí de trabajar, no me apetecía meterme en casa, tomé una cervecita y regresé. Volví con la necesidad de escribir, con mi pensamiento puesto en el corazón, o con mi corazón puesto en mi sentimiento.
Llegué con un estado de presencia, con el pensamiento de escribir, expresar la luz que me mantuvo alerta dentro de mis pensamientos. ¿Cuál será mi próximo pensamiento? No importa, el último recuerdo es el de hoy. Quiero soltar, necesito decir adiós a ese pasado doloroso que poco a poco fue incorporándose en mi alma. Jamás renunciaré a las cosas bonitas de mi pasado. Siempre irán conmigo, en mi caminar; agradezco a la vida mi equipaje certero, mi caminar preciso, mis sentimientos bonitos. Rechazo las polaridades, mi vida es unión.
Siento dentro de mí al universo y abomino el rencor, los juicios, los prejuicios, las malas artes y el adiós a esa parte de mi alma que me fortalece y ayuda donde quiera que vaya. Mi gran expectativa, mi presente es el amor. TE AMO (tal vez porque ahora me amo)
Hay grandes cosas en mi vida por adquirir y en el camino estoy, en mi nivel más profundo existo y me reconozco. Soy un ser lleno de sol, un alma enamorada de la lluvia. No me paraliza el miedo, el fuego…no me paralizan las circunstancias, aunque a veces sienta que mi identidad se debilita. Mi pasado no me convierte en nada, es pasado, no lo necesito ni para recordar, no quiero, es absurdo; no me lleva a ningún sitio. Las cargas me pesan, necesito honrar mi vida, honrarme a mí, fluir con alegría y suavidad. Reducir cualquier aspereza, desencuentro. Mi vida es ahora, mi vida es real. Tan real que me hacen recordar, más que recordar, unas palabras de un autor que me encanta y que me sigue haciendo pensar para ver dónde y cómo estoy, desde dónde miro y hacia dónde:
“Emplea tus sentidos plenamente. Trata de estar donde estás. Mira a tu alrededor. Simplemente mira, sin interpretar, observa la luz, las formas, los colores, las texturas. Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea. Escucha los sonidos; no los juzgues. Escucha el silencio debajo de los sonidos. Toca algo -cualquier cosa- y siente y reconoce su ser, entra profundamente en el ahora” (Eckhart Tolle)
Buenas noches, mundo.
Fuente: TERAPIA Y FAMILIA