Adicciones

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Sabido es que en esta sociedad las adicciones están comenzando a ser cada vez más peculiares. La adicción a las compras, ir de shopping, al teléfono móvil, a Internet, al trabajo… Por supuesto que las tradicionales siguen en boga (sustancias, comida, juego…), así como la menos visible, la adicción a la mirada de los Otros, por ejemplo la adicción a las relaciones de pareja.
El psicoterapueta Paolo Baiocchi indica con mucha claridad en un capítulo del libro «Gestalt de vanguardia» de Claudio Naranjo el proceso que se desarrolla dentro de una personas con una problemática de adicción y su consiguiente vía de solución.
«Cualquier persona dependiente es una persona extremadamente capaz y sofisticada en el ambito de su dependencia. Por ello en este campo no tienen ningún problema, puesto que es perfectamente capaz de saisfacer su necesidad. De hecho, todas las dependencias son una COMPENSACIONES al problema, y no el problema en sí mismo. Las compensaciones se vuelven compulsivas porque son la forma rápida que una persona tiene de crear placer. El placer es el mayor anestésico del mundo.
Y ésta es la segunda pista que puede engañar al terapeuta: el paciente dependiente describe normalmente como problema cierto malestar con las CONSECUENCIAS del exceso que conlleva la misma COMPENSACIÓN: demasiada comida engorda, las drogan envenenan, las relaciones compulsivas son asfixiantes, el trabajo produce insomnio y aumenta la presión arterial, el poder le hace a uno indiferente…Una consecuencia general de todas las compensaciones es el empobrecimiento de los aspectos de la vida de la persona que son ajenos a la compensación en sí misma: los laboradictos pierden amigos e hijos; los alcohólicos, su trabajo; los drogodependientes, al sociedad, etc. En general, las personas dependientes creen que estas consecuencias negativas son el problema. Las consecuencias no son el problema. Son el precio del exceso que la persona desea vivir.
Un tercer riesgo de equivocar la pista que podría conducir a la solución consiste en centrar la atención en la actitud que tiene el EGO del pacientes respecto de la compensación tras experimentar el dolor producido por las consecuencias. Normalmente, en este nivel – que está muy muy lejos del nivel en que el verdadero problema de halla- podemos ver la herida narcisista (» no soy perfecto porque…») y la lucha consiguiente contra la compensación y las consecuencias (los alcohólicos deciden dejar de beber, los bulímicos deciden dejar de comer, los laboradictos se juran que dedicarán más tiempo a la familia y amigos…). Esta lucha puede adoptar un aspecto omnipotente, en el que el ego disfruta del poder que da el ser más fuerte que la pulsión interna, o puede conducir a un fracaso depresivo, en el que el ego dimite derrotado; o, en la mayoría de los casos, a una típica oscilación permanente en el que se alternan las dos fases, en una especie de tortura moral. En este caso, nos enfrentamos con una necesidad narcisista y perfeccionista de mantener el control y de luchar contra las pulsiones internas que, a todos los efectos, se convierten en el placer anestesiante más significativo del paciente.
Pero entonces, si los problemas no son ni la COMPENSACIÓN, ni las CONSECUENCIAS, y ni siquiera la LUCHA del YO, ¿dónde se halla el problema? Se desconoce totalmente el problema, se niega, se le pone toda clase de resistencias, se oculta, se anestesia. Yo lo llamaré el PROBLEMA ORIGINAL, porque la COMPENSACIÓN, extrae su energía de él. Este problema ha sido negado mediante la anestesia que sigue al placer de la compensación. La inacabable lucha contra las dependencias nunca se puede resolver completamente mientras que la persona no reconozca la necesidad insatisfecha del PROBLEMA ORIGINAL y la satisfaga. La satisfacción de esta necesidad conduce a estar en paz, al menos mientras la imposibilidad de satisfacerla lleve a una excesiva alimentación del deseo de compensación.
Este deseo es excesivo puesto que, en lugar de seguir su ciclo natural, adopta adopta la función de anestesiar el dolor del PROBLEMA ORIGINAL. Esto se demuestra por el hecho de que las recaídas tienen lugar especialmente en períodos de crisis y dolor, y por la típica necesidad de incrementar la conducta compensatoria para obtener el efecto de eliminar el dolor. EL PROBLEMA ORIGINAL siempre pertenece al » mandado» que sigue una lógica afectiva. Esta parte es menos fuerte y poderosa que la parte del «mandón» porque se basa en un poder afectivo, típico de los mamíferos, que necesitan un lento proceso de maduración en las relaciones; la parte del mandón, por el contrario, saca su fuerza de de la zona instintiva de nuestro ser, una zona parecida a la de los reptiles que, en términos evolutivos, es más antigua que el poder afectivo de los mamíferos. Por ello, y para poder resumir, para poder trabajar sobre las dependencias se debe explorar ese mundo desconocido que subyace en la anestesia producida por el placer, y permitir que la conciencia se familiarice poco a poco con la naturaleza del PROBLEMA ORIGINAL. Sólo entonces será posible tratar el problema real. Pero para poder explorar la anestesia y llegar al PROBLEMA ORIGINAL, es imprescindible en primer lugar:
  • No dejarse engañar por la naturaleza de la compensación: normalmente se cree que una persona dependiente es débil, cuando, de hecho, es en la propia dependencia donde dicha persona se haya en la cima de su poder, puesto que experimenta un estado solitario de omnipotencia.
  • No dejarse despistar por la LUCHA del EGO, que se centra en donde no se haya el problema.
  • Atravesar con paciencia los diversos niveles, en los que normalmente encontraremos confusión, anestesia, negación, eliminación y resistencia.
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