Es curioso pensar en lo fácil que puede resultar, a veces, tener un sueño. A menudo los sueños que tenemos, las metas, las ilusiones son posibilidades que nosotros creemos que nos abren camino, sin embargo, a veces me pregunto hasta qué punto cada uno es capaz de desafiarse y dejar que su sueño pueda tener algo de real.
Hace pocos días tuve la suerte de leer un cuento que transcribo, según me permite el recuerdo, a continuación:
“Joe, era un hombre sencillo y era, sobretodo, un viejo amigo de Peter. Un día, cómo tantos otros, se encontraron en la calle por casualidad y Peter pensó que era una buena ocasión para invitar a Joe a tomar café a casa el próximo domingo.
Al llegar el día, Joe fue a visitar a Peter y descubrió que su amigo tenía un bonito loro de color verde que animaba la salita de estar. El loro estaba dentro de una jaula bastante grande y limpia, sin embargo, no paraba de repetir “libertad, libertad, libertad”. Joe se acercó al animal y lo observó con curiosidad, mientras éste repetía “libertad, libertad, libertad”. Al salir de la casa, Joe estaba conmocionado y lleno de pena por el animal que gritaba “libertad, libertad, libertad”. Así que decidió volver por la noche a casa de su amigo y soltar al loro, dándole lo que tanto quería.
Al llegar la noche, Joe se coló dentro de la casa de su amigo y desde la puerta oyó al loro “libertad, libertad, libertad”. Se dirigió, cómo había planeado, a la jaula y abrió la puerta. Sin embargo, el loro, al ver que algo extraño sucedía, se quedó callado y temblando al fondo de su jaula, sin atreverse a salir.”
A veces el miedo a la incertidumbre nos impide dar los pasos necesarios para desprendernos de las cosas que creemos que nos dan seguridad; o dar los pasos que nos ayudarían a sentirnos un poco más realizados.
Fuente: Centro de Terapia Cognitiva