Cada taller, cada día que hemos pasado con la gente maravillosa que ha participado en el Barnetegi, ha sido un nuevo aprendizaje, una nueva pregunta para llevarnos a casa, un nuevo reto para superar la calidad del día anterior,…
Independientemente de los muchos puntos de mejora que ya hemos detectado y algunos otros que seguramente descubriremos en un próximo “encierro” que tendremos para hace balance y para hablar de futuro, ha sido perfecto para los que hemos participado en él.
Perfecto en su imperfección, perfecto porque nos va a permitir mejorar y perfecto porque las personas que han participado, han sentido y se han llevado “en la piel” aquello que hemos querido transmitir desde nuestros corazones y nuestras mentes.
Creo sinceramente que hemos conseguido ayudarles a tomar conciencia de la importancia de las emociones y la inteligencia emocional, de la imperiosa necesidad de desarrollo de las competencias que impregnan la misma, del carácter crucial de una buena gestión centrada en las personas, en los equipos y en las organizaciones que contextualizan el desarrollo,… de que el cambio personal, la innovación personal no sólo es posible, sino que lo es a lo largo de la vida,… de que se aprende a ser persona durante toda la vida y hasta que esta se nos va entre los dedos.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la apertura personal y la entrega de los participantes, en muchas ocasiones más allá de lo que la convención social, el hábito o el uso marcaban para la ocasión.
Ha habido muchos ejemplos de cercanía, sinceridad, apertura del corazón y sobre todo conciencia de que al fin y al cabo, todo empieza por desarrollarnos desde el interior, para poder dar hacia el exterior, sorprendiéndose en muchos casos quienes buscaban encontrar herramientas, ya que han encontrado además en buena medida, una parte más de ese SER maravilloso, lleno de maravillosas virtudes y algunas sombras a iluminar,… Ellos Mismos, el mejor regalo que podían hacerse.
Ni que decir tiene que el primer aprendiz he sido yo mismo, tanto del fantástico equipo del que he tenido el placer de formar parte, como de la gente estupenda que me ha ido dando lecciones día a día en cada actividad, en cada caso práctico en cada dinámica, con cada participación y cada opinión,…
Después he tenido la ocasión de volver a encontrarme con algunas de esas personas y he sido consciente de la diferencia desde el primer día que les conocí a hoy.
No quiero decir que sean diferentes personas, pero he sentido con ellos sensaciones muy diferentes, mucho cariño, consideración, caras iluminadas por amplias sonrisas,… siendo sincero os diré que me he sentido especialmente orgulloso de encontrar las actitudes que he visto, de algún modo he sentido que recibía mucho más de lo que había sido capaz de dar.
A estas alturas, ya han surgido algunas buenas amistades, contactos interesantes y sobre todo gentes que están en un mismo barco, que sueñan el mismo sueño y que estoy seguro, nos encontraremos por el camino de nuevo persiguiéndolo en nuestros trabajos, en nuestras familias en nuestro círculo de amigos,…
Y como dice mi amigo Bharat, “…dices que soy un soñador, pero no soy el único”,… y cada vez hay más,…cada vez hay más personas que creen que sin cariño hacia los demás, sin consideración, sin respeto, sin admiración, sin amor,… es difícil ser feliz que es, al fin y a la postre, lo que todos los seres humanos buscamos sin remedio durante toda nuestra vida, en casa, en la empresa, en la sociedad, en el mundo, en el universo,…
Sólo me queda una cosa más que decir hoy aquí,… Gracias, muchas gracias a todos porque hoy soy más, sé más y por ello puedo dar más gracias a vosotros,… seguiremos haciendo camino juntos.
Fuente: COACHING PRÁCTICO