Ha sido bonito tenerte aquí durante este tiempo. Te fuiste un día, hace ya unos cuantos años, buscando tu destino, y desde entonces no habíamos tenido la ocasión de compartir tantos ratos juntos. Hemos recordado nuestros años mozos, aquellos del instituto, cuando nuestro mayor problema era aprobar inglés con el Lemus, o filosofía, cuando las noches eran demasiado cortas y el alcohol siempre era insuficiente. Los años en los que éramos unos locos desarmados, siempre con más de un motivo para mondarnos de risa. Los años de la inconsciencia, el desenfreno y la ausencia total de deberes y horarios. Ha sido precioso recordar cómo un día éramos, sencillamente, felices con cualquier tontería.
Ahora nos ha cambiado mucho la vida, pero me alegra comprobar que, a pesar de ello, nosotros seguimos siendo los mismos locos desarmados que disfrutamos con poco.
Una vez más vuelves a partir, buscando tu destino. Espero que las cosas te vayan bien, y que dentro de unos meses vuelvas a tu pueblo, con tu familia, con tu gente, con tus amigos, y nos reunamos para reírnos de pasado, del presente y del futuro, tan crudo como cómico, que nos espera a todos. Ya sabes que cuando vuelvas, seremos algunos más en la pandilla. Es increíble pensar que nos podemos reproducir entre nosotros mismos, espero que lo que salga de esa unión sea igual de marchoso y divertido que los árboles de los que proviene. Ya lo iremos viendo…
Y bueno, poco más, seguiremos en contacto cada día, aunque no podamos dar esas vueltas al pueblo, en las que nuestras lenguas arpías acaban más cansadas que las mismas piernas.
Hasta pronto, Lery, amigo.