Acabo de recibir un alentador mail de uno de mis queridos Coachees en el que me cuenta las actividades derivadas de nuestra última sesión que ya está realizando y las nuevas lecturas en las que se está embarcando en la línea de los objetivos que se está marcando a nivel profesional.
Todo ello después de dos sesiones de trabajo conjunto, de esas de la última hora de la tarde a las que uno se acerca con una buena dosis de cansancio y que sin embargo acaba disfrutando como si fuera la primera actividad del día.
En dos sesiones, casi tres horitas, se da cuenta que está cambiando, que está empezando a recorrer un nuevo camino, que además le ilusiona. ¿Qué te parece?
Pero no se trata de magia, ni de milagros, ni de complicadísimos proceso en los que te vamos a dar «hasta en el carnet de identidad»; descuida, lo bueno de ésto es que yo estoy en «tu equipo» y voy a disfrutar de tu evolución hasta el día que me digas que ya no me necesitas,… así de fácil.
No esperes de mi tampoco paños calientes o «no te preocupes», mi labor no es esa. Te haré las mejores preguntas, las que hacen pensar, las que ya te has hecho tu mismo y las que no, te plantearé encrucijadas para que busques por que camino vas y por cual quieres ir, te ayudaré a mirarte por dentro, sin engaños, pero sin juicios,… y por supuesto sin culpa, esa gran enemiga del hombre moderno que le paraliza en la acción y no le permite nunca avanzar.
Será importante aprender del pasado, ¡Cómo no!, pero lo que más importa es tu futuro, qué pasos quieres dar, a dónde quieres llegar y por dónde vas a empezar. Y en eso nos vamos a empeñar, aprendiendo de atrás, pero siempre mirando para adelante.
Cuando alguien me pregunta lo que para mi es «coaching» y la función del Coach suelo utilizar una metáfora -herramienta muy habitual en Coaching- y contesto que para mi es como crear un nuevo material a través de una reacción química en la que el cliente mezcla sus componentes, los que ya tiene en el armario de su laboratorio, para conseguir un nuevo producto fruto de esa reacción.
Y mi labor como Coach,… sencilla. Me siento como el catalizador de esa reacción química; ese componente que es necesario para que se produzca, pero que no forma parte de la reacción en sí, ni del producto final, que es fruto de la mezcla de los reactivos del cliente.
En definitiva y a lo que iba,…. el Coaching es algo que todo el mundo puede experimentar, que puede ser útil en cualquier faceta de nuestras vidas y que pese a algunas voces que se imponen desde los medios de comunicación o desde instancias que han visto el gran negocio en ésto, está al alcance de todos y es muy beneficioso en poco tiempo.
Fuente: COACHING PRÁCTICO