En un mundo tan competitivo como en el que vivimos, la innovación permanente es la clave de la supervivencia de cualquier negocio.
¿Cómo fomentar el pensamiento creativo? | Revista Summa:
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Ya nadie puede dormirse sobre los laureles, pues lo que hoy es exitoso puede dejar de serlo en cualquier momento. De hecho, cuando se comparan año a año las listas de las empresas con mayores ventas o utilidades, los cambios de posición y la desaparición de negocios que una vez fueron inmensamente rentables es la constante.
Para la buena marcha de la compañía, el pensamiento creativo no puede ser responsabilidad exclusiva de un área específica o de la alta gerencia; ni siquiera puede considerarse un privilegio de los más prestantes e inteligentes; todo ser humano está en capacidad de producir ideas innovadoras y para ello es conveniente retar permanentemente a los individuos con preguntas que los obliguen a pensar, en la búsqueda de soluciones. La creatividad, según afirman Antonio, Juan Diego y Ana Cristina Vélez en su libro Pensamiento Creativo, “se funda en la capacidad para adoptar un punto de vista distinto, sin quedarse en las sendas trilladas y desprendiéndose, en algunos casos, de una idea inicial, para explorar nuevos caminos”.
En la creatividad, es fundamental la interacción de los dos hemisferios del cerebro; el derecho, que actúa mediante la utilización de las reglas de la lógica y el izquierdo donde se encuentra la intuición. Muchas soluciones a los problemas que nos planteamos, llegan durante la etapa del sueño y son fruto de la interacción de los dos hemisferios. Por eso, cuando no encontramos la solución a un problema, lo más conveniente puede ser relajarse, dejar de pensar en él, adelantar otras labores e incluso hacer una siesta. La solución generalmente aparece de pronto y de manera casi mágica.
En el campo laboral, la creatividad y la innovación, son vistos, cada vez más, como procesos colectivos en los que participan, a través de blogs internos y la intranet, todos los empleados de la compañía. Si tenemos en cuenta que el pensamiento, según los mismos autores, “busca analogías, conecta lo que está separado, desordena, crea nuevos órdenes y establece relaciones”, conseguir involucrar a todo el personal de la empresa en los procesos creativos, reinventando permanentemente el negocio, simplificando los procesos y buscando ahorrar esfuerzos y recursos, puede ser la mejor manera de continuar siendo exitoso. Para que haya creatividad, se requiere contar con un ambiente laboral agradable y empleados que disfruten de su trabajo. También ayuda una menor rigidez en las relaciones jefe -subalternos y estructuras organizacionales más planas. La motivación es también muy importante; hay que invitar a los empleados a soñar con nuevos productos y servicios y a proponer mejoras a los existentes. Tantas cabezas pensando en un mismo asunto, necesariamente tienen que producir excelentes resultados, que deben ser valorados, reconocidos y premiados por la empresa.
Quien propone una idea, se expone a ser juzgado por jefes y compañeros; si se ridiculiza al autor de alguna propuesta, que parece poco viable, estaremos desanimando el pensamiento creativo en toda la organización. Cada idea, por descabellada que parezca, merece una oportunidad y debe ser analizada con seriedad y positivismo. Es importante tener en cuenta que contra este proceso atentan factores tan humanos como la envidia y el deseo de poder, que pueden llevar a descalificar ideas innovadoras e importantes, simplemente por provenir de otras áreas de la empresa o empleados poco valorados.
El cerebro, como tantos otros órganos del cuerpo humano, requiere ser ejercitado para que se mantenga activo y genere ideas innovadoras; por ello es muy importante romper permanentemente los esquemas rígidos que nos mantienen atados a las zonas de confort y donde todo se hace de manera rutinaria.
Innovación y flexibilidad, claves para generar ideas
También puede ser importante alentar a los empleados a experimentar nuevas formas de hacer las cosas; buscar que se arriesguen a probar otros métodos, pero para ello, los directivos tienen que estar dispuestos a aceptar que algunas ideas que se adopten, terminen en siendo un fiasco. Las lecciones que se aprenden de los triunfos, nunca serán tan importantes como las que aprendemos de los fracasos.
Fuente: Liderazgo, Coaching y Mercadeo