Constelaciones Familiares y Sanación


Las Constelaciones Familiares van más allá del alcance de otras terapias porque traspasan el yo-personalidad de la individualidad, para llegar al Yo-Superior de la Unidad.

Es aquí donde se consiguen corregir los errores producidos por creencias falsas que nos llevaron al sufrimiento de experiencias negativas de ésta u otras vidas, que además nos han dejado marcas, sellos y bloqueos que deberán ser sanados y eliminados de aquí en adelante, con el fin de que nuestra evolución avance de forma fluída y sin interferencias.

Nuestro yo-personalidad se siente bien o mal de acuerdo con el cumplimiento o no de sus deseos, mientras que nuestra alma sólo se siente bien si nuestro pensamiento, palabra y obra están conformes a las Leyes del Universo.

Las emociones juegan un importante papel en el bienestar o malestar, que a su vez repercuten en las relaciones con el entorno.

En multitud de ocasiones, -por no decir siempre-, interpretamos los actos y palabras de los demás de acuerdo con nuestra situación de conexión o desconexión del Yo-Superior, lo cual nos lleva, en multitud de ocasiones, a errores de interpretación y a distanciamientos que con frecuencia se convierten en crónicos…

El yo-personalidad, consta de muchos elementos, pero en más del 70% somos emocionales. Como decía un amigo, somos un “saco de emociones”. Sólo en conexión con el Yo-Superior podemos gestionarlas, de forma que no hagan naufragar el barco del cual somos patrón.

Si realmente estuviésemos atentos a las señales que nos manda el Universo, podríamos resolver con facilidad los problemas que se nos presentan, ya que la pauta esencial es que: Cuando algo nos causa sufrimiento, algún aspecto de nuestra personalidad se está planteado de forma incorrecta. Si por el contrario, sentimos paz y serenidad interior, es que nuestra actuación está acorde con las Leyes del Universo.


Plantear algo de forma incorrecta puede ser poner expectativas en algo o en alguien fuera de nosotros mismos. Poner expectativas es querer que siempre se cumplan nuestros deseos y cuando eso no ocurre, viene la frustración, el desaliento, el malestar y las pocas ganas de vivir. Sufrimos hasta que nos saturamos de sufrimiento y entonces llega el momento en que nos decimos: «¡BASTA YA; NO QUIERO SUFRIR MÁS!» A partir de ese momento es cuando podemos dar un giro a nuestra vida, cambiando nuestra actitud. Pero también sufrimos cuando, por haber entregado nuestro Poder Personal a otros, quedamos a expensas de su opinión o de sus críticas.

Las Constelaciones Familiares trabajan en este sentido liberando ataduras emocionales y bloqueos, así como facilitando la sana y libre relación entre personas.

Facilitan también el acercamiento y la inclusión de todos los elementos familiares a través de la conexión de corazón a corazón, y mantienen los vínculos amorosos sin atraparnos emocionalmente.

Así mismo, las Constelaciones Familiares dan luz a los representantes sobre sus propios conflictos solapados y facilitan su solución.

Las Constelaciones Familiares limpian y restauran el canal del flujo energético que nos llega desde la Fuente a través de todos nuestros ancestros y que, por una u otra razón, puede haberse roto, fisurado u obturado.

Cuando después de una Constelación sentimos que algo nos ha removido por dentro, bien sea en forma de dolor o alteraciones físicas o emocionales, debemos reflexionar sobre el hecho que nos ha removido para conseguir darle una solución, ya que se trata de algo en nosotros no resuelto, que se ha evidenciado a través esa maravillosa herramienta, como es la Constelación.

Todos salimos beneficiados de las Constelaciones Familiares: presentes y ausentes, representantes y consultantes. Todos…… SOMOS UNO.


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