Hay un libro de Manuel J. Smith, conocidísimo por los psicólogos que trata sobre la Asertividad. Se titula «Cuando digo no me siento culpable»
En él se relatan casos y técnicas muy concretas que nos ayudan a mantener lo que deseamos, a pesar de la presión de otros en contra.
Ser asertivo significa para mí, saber qué necesito o qué deseo, y actuar en consecuencia, respetando también las necesidades y deseos de los demás. Es decir, me escucho y me respeto, y hago lo mismo con los demás.
En teoría, leyendo sobre las técnicas, todo me parecía muy claro, y luego en la práctica, no solía aplicar a menudo las técnicas de Manuel J.
Hace un tiempo, con un ejercicio de teatro terapéutico, me di cuenta de lo que pone en el título del post: CUANDO DIGO «NO» A OTROS, ME ESTOY DICIENDO «SÍ» A MÍ.
También me di cuenta de que para mí esta frase era así:
Cuando digo «sí» a otros, suelo decirme «no» a mí.
«No» a mis deseos, a mis apetencias, a mi energía en ese momento.
Por ejemplo: Me preguntan para ir al cine, y a mí eso no me apetece, pues prefiero salir a un concierto, pero…
Finalmente digo sí al otro. Para complacerlo, para que no se enfade, para que no crea que soy una aguafiestas y no me vuelva a llamar… por el motivo que se os ocurra, le digo que sí.
Vamos al cine, y mirad cómo estoy: puede que le saque defectos a la película, puede que ya ni siquiera opine cuando decidimos qué película vamos a ver, y diga la famosa frase: «Me da igual» o «Lo que tu digas..»
Y mis amigos me van notando cada vez más ausente, participando menos y por supuesto no disfrutando…y ellos acaban o bien por ignorarme para poder disfrutar del cine, o bien acaban preocupados o un poco molestos conmigo, sin entender qué me pasa.
Recordemos, les dije que Sí quería ir.
Muchas veces no somos honestos con nosotros mismos respecto a nuestros deseos y necesidades, ¡y otras veces ni somos conscientes de lo que queremos!, por eso a veces tomamos decisiones en nuestra contra, o sin tenernos en cuenta, si queréis.
Lo hacemos en cosas poco importantes, como en el ejemplo del cine, pero también en cosas más importantes en la vida:
- Me quiere besar y a mí no me apetece, pero le dejo que lo haga, para que no se enfade o me llame «estrecha».
- Quiero conocer a alguien que me atrae, pero como veo que está acompañado, ya ni lo intento.
- Me dan la opción a un puesto de trabajo que me encantaría ocupar, pero digo que no porque sé que hay otro compañero que también lo desea e imagino que se sentiría mal si lo acepto.
¿En cuantas situaciones a lo largo del día acabamos diciéndonos «no» a lo que deseamos, a lo que necesitamos?
Fuente: Gestalt y Vida