¿Alguna vez te has preguntado por qué empezaste a fumar? ¿Por qué demonios todos los días te pones a encender un cigarrillo? ¿Te has preguntado quién domina a quién? ¿Es el tabaco quien te controla o tu tienes el control sobre los cigarros que te fumas al día? Seguramente seas una persona promedio que haga las cosas por hacer sin ser consciente de que hace o deja de hacer.
Tal vez recuerdes aquel día en que te ofrecieron fumar, o pillaste un cigarro a tu madre o tu padre y lo probaste para sentir que era aquello que la gente mayor hace, querías dejar de ser un simple niño y convertirte en un hombre, pretendrías demostrar que tenías estilo, clase y elegancia o demostrar a aquella chica guapa que eras un tipo duro rebelde. O tal vez no querías sentirte rechazado por tus amigos y decidistes probarlo para no ser catalogado como un pringado…
La primera vez que lo probaste recuerdas ese sabor asqueroso, te hizo sentir la garganta demasiada seca y enseguida pensaste en un vaso de agua, tosías y no podías comprender porque narices media humanidad fumaba esa mierda (perdón por colocar este tipo de palabras pero creo que lo describe perfectamente). Le diste otra calada y de nuevo sentías que era muy desagradable y repugnante. Intentaste repetirlo varias veces con tal de fumar bien y con estilo, hasta que al fin y al cabo lo conseguiste.
Los primeros meses solías fumar unos 3 ó 5 cigarros al día, te convencias de que lo dejarías cuando quisieras o cuando valiese el paquete más de x precio lo dejarías de lado. Fueron pasando los días y fuiste incrementando la cantidad que fumabas hasta los 15 – 25 cigarros diarios que te fumas actualmente.
Cada vez que lees en el paquete que «fumar mata» o ves la repugnante imagen de un pulmón casi negro debido a los tóxicos que lleva el tabaco intentas hacerte el duro diciendo que eso solo le pasa a unos pocos, que tu estás fumando desde siempre y que nada de eso tiene porque pasar. Te haces el tipo duro, intentas limpiar tu consciencia para no sentirte mal pero en realidad quieres dejarlo. ¿Y qué sucede? Que te vencen las ganas de abandonar la adicción. Si amigo, el tabaco no es ningún mal hábito, esto no es como comer mal o pasarse horas frente el televisor, esto es una enfermedad denominada «drogodependencia» y puedes perfectamente compararte con los toxicómanos que sueles ver en los parques desorientados y con un aspecto bien deteriorado, tenéis algo en común, ambos necesitáis la dosis para estar bien y tranquilos, habéis entrado en un «estado psíquico y a veces físico resultante de la interacción de un organismo vivo y una droga, caracterizada por un conjunto de respuestas comportamentales que incluyen la compulsión a consumir la sustancia de forma continuada con el fin de experimentar sus efectos psíquicos o en ocasiones de evitar la sensación desagradable que su falta ocasiona» (definición de drogodependencia formulada por la Organización Mundial de la Salud).
¿Te has sentido alguna vez ridículo y patético cuando no tienes tabaco y haces cosas estúpidas? Seguramente alguna vez hayas tenido que levantarte del sofá una noche de invierno bien fría cuando cae una tremenda lluvia y hayas tenido que coger el coche e ir buscando algún bar cercano en el que haya una máquina expendedora de tabaco. Otras veces incluso seguramente le hayas pedido a tu hijo que vaya a comprar un paquete de tabaco y que le dijiese al dependiente que era para su padre/madre. ¿Qué clase de educación le estás dando con esto? ¿Quieres que el día de mañana tu hijo no fume pero le estás incitando a que vea el tabaco como algo normal? Es como si un profesor que no sabe sumar intente enseñarles a sus alumnos a cómo sumar… ¡No tiene sentido!
Y dime… ¿A cuántas personas has visto caer por culpa del tabaco? Seguramente tenías algún familiar, amigo o conocido que murió de cualquier enfermedad incitada por el consumo del tabaco, una persona drogodependiente como tu. ¿Qué te incita a seguir fumando cuando sabes perfectamente que fumar tiene una larga lista de consecuencias brutalmente devastadoras para la salud? Pues claro… No puedes vivir sin fumar, no puedes olvidarlo. Tal vez puedas olvidar algún día ese programa que sueles ver en la tele, o llegar a la cama a dormir y olvidarte de que hoy no leíste ese libro que tanto te ha enganchado pero… ¿Del tabaco? ¿Del tabaco no te puedes olvidar nunca verdad? Eres un esclavo, un esclavo de esos hombres de negocios que se estan forrando a costa de que pagues por tener tu dosis mortífera diaria. Cada día que fumas te quitas unos minutos de vida, ellos te venden una jeringuilla (metáfora) con una dósis de nicotina y a cambio tu les ofreces dinero y tiempo de tu vida… ¿Sabes porque están interesados en dirigir la publicidad subliminal al público adolescente? Porque saben perfectamente que un fumador siempre va a fumar hasta que se muera, tienen un cliente fijo de por vida, están interesados en que los jóvenes empiecen a fumar para tener asegurados cientos de miles de euros en sus cuentas por cada nuevo fumador.
Seguramente ahora hayas abierto tu mente, hayas cambiado de opinión acerca de esa mierda que llevas fumando desde mucho tiempo… Dime amigo ¿Quieres declararle la guerra a ese enemigo bastardo que todos los días ataca a tu dinero, a tus pulmones, a tu tiempo, a el bienestar de tú familia y tus amigos y a tu energía vital? Pues entra en acción y grita bien fuerte: ¡Maldito tabaco acabaré contigo, eres una mierda que intenta apoderarse de mí pero de ahora en adelante juro destruirte y aniquilarte, jamás volverás a saber de mí! ¡Contén toda tu ira y coge todo el material de tabaco que tengas (paquetes, tabaco de líar, ceniceros, mecheros…) coge los cigarrillos y destrózalos, aplástalos, rómpelos en mil pedazos, coge los ceniceros y estámpalos contra el suelo, lanza por la ventana con todas tus fuerzas los mecheros! Ahora eres libre, has vencido la primera batalla, ahora quedan unos 10-15 días para ganar la guerra. Todos los días vas a librar una batalla, aún tienes al enemigo en tu mente, querrá manipularte y dominarte, intentará persuadirte para que le permitas de nuevo tu acceso, tratará de bombardear tú cabeza pero tu contraatacarás con optimismo, confianza y seguridad, te pondrás a hacer otra actividad y tu enemigo se ahogará poco a poco, empezará a morir lentamente al ver que es aniquilado por tu confianza y tus deseos atroces y leales de acabar con él.
A partir de hoy, empieza una nueva vida, ya eres un auténtico guerrero, has declarado la guerra, has vencido tu primera batalla y pronto ganarás la guerra, de eso no me cabe la menor duda. Y en el futuro tendrás que volver a las armas, tu enemigo ya no vendrá a por ti porque le derrotaste claramente, pero intentará asaltar a tus hijos, o a algún amigo tuyo que este siendo atacado por él constantemente. Tu misión entonces será hacer que tú amigo, familiar o conocido fumador le declaré la guerra, haga una ofensiva como la tuya, deberás a aconsejarle como lo hiciste tu, deberás enseñarles los pasos de la lucha, de la guerra y de la victoria. Puedes recomendar este artículo para que muchos otros le declaren la guerra y no sufran más sus ataques. Cuando todos ellos también venzan la guerra como tu hiciste te lo estarán eternamente agradecidos.
Bien, cuéntame como fue tu experiencia. Cómo fue la guerra, cuantas veces atacabas y eras atacado por tu enemigo el tabaco. Estaré agradecido si me cuentas como lo hiciste. Un abrazo hermano.
Fuente: Crecimiento Personal Exponencial