DINÁMICAS Y GESTALT DE GRUPO

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El término Dinámica de Grupos acuña durante la II Guerra Mundial, a fines de los años 30 en Estados Unidos; y se refiere a una especie de concepción ideológica que se ocupa de las formas en que se organizan y manejan los grupos.
Un segundo uso se refiere a una serie de técnicas que en las últimas décadas se han utilizado en Programas de Capacitación para mejorar la habilidad en las relaciones humanas y en las presentaciones de conferencias.
El tercer uso se refiere al campo de investigaciones sobre la naturaleza de los grupos, leyes de desarrollo, interrelaciones con los individuos y otros grupos.
Un cuarto uso y es el actual, maneja las técnicas grupales como instrumentos didácticos de la Metodología de la Dinámica de grupos en los procesos de Enseñanza-Aprendizaje.
*Blog sobre dinámicas grupales:
*Dinámicas grupales y juegos cooperativos:
DINÁMICA DE GRUPOS EN TERAPIA GESTALT

La sensibilización Gestalt en grupos

La palabra sensibilización se utiliza para todo aquello que sirve para que la persona esté más en contacto con alguna parte de sí misma o de su mundo externo, que abra sus sentidos e incremente su conciencia respecto a ello.
En general todas las psicoterapias tienen herramientas de sensibilización, incluyendo la psicoterapia gestalt que es con la que trabajaremos en este espacio.
La sensibilización gestalt consiste en una técnica semi-estructurada que trata de promover el darse cuenta y la responsabilidad de cada individuo.
Es una técnica que ayuda a la persona a estar alerta a su propia experiencia, a darse cuenta de ella y que con esto descubra, se desbloquee, contacte con los otros y logre una mayor fluidez en su relación intra e inter personal. Todo lo anterior a través de un ambiente de respeto y seguridad emocional, en donde se confía en la capacidad del ser humano para crecer y autorrealizarse.
La sensibilización gestalt se hace en grupos de todo tipo: educativos, empresariales, de crecimiento, de integración, de capacitación, etc. donde las personas desean descubrir más de sí mismas y promover su desarrollo personal y social.
Los temas son de lo más variado, se puede hacer sensibilización gestalt a partir del teatro, del movimiento, de la plástica, de la música, de las artes marciales, del contacto con el cuerpo… o de cualquier otra técnica que nos ayude a contactar con nosotros mismos y con las otras personas que participan en el grupo.
La sensibilización gestalt tiene dos objetivos fundamentales:
1. Incrementar en la persona el darse cuenta, la cual no es una consciencia meramente racional, es promover el incremento en la capacidad de darse cuenta, con todo su organismo, de lo que le está sucediendo aquí y ahora, haciendo que la experiencia sea asimilada de manera vivencial, no solo de manera racional, porque la hipótesis es que, si se registra de manera racional puede no asimilarse verdaderamente.
“Aprender es descubrir en la experiencia, si no, no hay aprendizaje significativo”.
2. Qué la persona se responsabilice de sí misma, de sus pensamientos, acciones, sentimientos, sensaciones, etc. Evitando la culpabilización hacia fuera.
Es importante aclarar que en la sensibilización gestalt no necesariamente se hace psicoterapia. Con esto me refiero a que en un grupo que está trabajando sensibilización, lo que promueve el facilitador en los espacios de procesamiento es el darse cuenta, más no hace un trabajo de psicoterapia.
Si la persona requiere de un trabajo más profundo sobre su problemática debe de buscar un espacio de psicoterapia en donde pueda trabajarlo.

Un modelo de intervención grupal se constituye como un lugar de encuentro, donde las personas tienen la oportunidad de profundizar en su forma de vida, en su personalidad, en su estado afectivo y en sus formas de interactuar con los demás.
El grupo provee un espacio en el cual cada uno proyecta, a partir del contacto con los demás, sus propias ideas, sentimientos y necesidades.
El trabajo en grupo proporciona la oportunidad para fortalecer la identidad (existe una parte perdida de la personalidad que busca su independencia e individuación); y por tanto, fomentar una experiencia emocional correctiva. Por lo general, se revisan las experiencias de vida de cada persona para tomar conciencia de sus dificultades y la forma como intenta manipular su entorno. Se explora cómo satisface sus propias necesidades y se sobrepone a sus contrariedades y conflictos.
En Terapia Gestalt, si la persona intenta conseguir el apoyo de los demás para que cumplan sus propias expectativas, esto se conoce como manipulación neurótica. De esta manera se constituye una forma neurótica de existencia, en la cual la persona se aleja de la libertad y la responsabilidad; y por consiguiente, interrumpe su desarrollo y maduración evolutiva.
El trabajo terapéutico promueve el aprendizaje de nuevas formas para satisfacer las necesidades, sin depender del apoyo de los demás, asumiendo la propia responsabilidad y siendo capaz de comprometerse y correr los riesgos inherentes a la propia autorrealización.
Las habilidades sociales se desarrollan cuando la persona es capaz de afrontar sus propios temores y encuentra una liberación a su tensión interna. De esta forma, se completan asuntos pendientes o inconclusos de la infancia y se abren posibilidades nuevas para la vida futura.
Es común en Gestalt el uso de la técnica de la “silla vacía”, que consiste en que una persona proyecta una idea, sentimiento, rasgo, situación o persona de su vida, en la silla, para reestablecer el diálogo interno que le permita asimilar la experiencia. Mientras, el grupo permanece en silencio observando y siguiendo la sesión. En esta observación, se realiza lo que Perls consideraba como “terapia silenciosa”, de la cual todos salen beneficiados.
En otras ocasiones, el grupo puede trabajar con todos los participantes de manera interactivaa partir de tareas vivenciales o ejercicios de sensibilización guiada por el terapeuta, en torno a la exploración de algún asunto de interés común. Esto es lo que en Gestalt conocemos como “figura de grupo” o “figura colectiva”. El grupo actúa como cámara de resonancia o amplificación, que confronta, aporta y colabora cuando el trabajo conlleva escenificaciones, dramatizaciones o experimentos interpersonales. El grupo toma un ritmo de trabajo propicio para el desarrollo intra e interpersonal, donde todos conforman una melodía y abren espacios de salud común.
*Sesiones gestálticas en grupo

Así llamamos a la forma clásica que usaba Perls en sus grupos y demostraciones. En su época californiana abandona la terapia individual afirmando que, en el grupo, al participante se le hace más difícil defender y justificar sus propias resistencias, es decir las reacciones evitativas de darse cuenta de sí y del entorno. Tiene más peso una confrontación con una falsedad vista por varios pares de ojos que la que sólo se apoya en los del terapeuta. En sus demostraciones, pedía al participante (situado en la llamada silla caliente) que se centrara en qué tenía en primer plano en su conciencia en cada momento y lo pusiera de manifiesto. Interactuaba con él a modo de sesión individual frente a los demás participantes. Intervenía -por ejemplo- en relación a una expresión no verbal del participante, orientando su darse cuenta a la exploración vivencial de la misma. Esto podía llevar a la expresión de una emoción de la que el sujeto no era consciente hasta el momento o a percatarse de un modo particular de autointerferirse.

En esta modalidad, el resto del grupo actúa a modo de caja de resonancia. Como en el coro griego, cuando el protagonista toca fondo, desnuda su alma o pone de manifiesto su bloqueo, facilita la movilización emocional del resto del grupo. Cuando el trabajo de uno es profundo y el clima emocional grupal lo permite, a algún otro participante se le abre una vieja herida o accede a un nivel experiencial poco habitual. En general los trabajos se encadenan y, tanto cada tema trabajado como el conjunto de los aspectos emergidos, hablan del grupo en su totalidad. Cuando el terapeuta, tal como destaca Paco Peñarrubia, señala este reflejo grupal facilita un mayor compromiso de trabajo en los participantes.

Lo que el protagonista experimenta, encara a los otros participantes con asuntos que les son propios, como una reacción visceral o defensiva, les reaviva un asunto conflictivo, les aporta un darse cuenta de algo no reconocido hasta el momento o les suscita ganas de decir o hacerle algo al protagonista. Compartir, a modo de feed-back, de resonancias internas, qué le ha sucedido a uno cuando el otro trabajaba, implica ya un cierto nivel de darse cuenta. Ponerse en relación con el protagonista implica una experiencia terapéutica, si uno puede hacerlo con la suficiente apertura como para enterarse de lo que el propio encuentro le suscita a él internamente. Al protagonista, los feed-backs le resultan sanadores; especialmente aquellos que expresan lo que el protagonista evita y teme escuchar o recibir, y aquellos que, por ser resonancias empáticas profundas o ser expresiones de amor genuino, le facilitan la suficiente apertura para saborear la experiencia.

Durante su existencia, el grupo atraviesa diferentes etapas descritas de formas distintas por diferentes autores. Conocerlas va a permitir al terapeuta facilitar la evolución del grupo interviniendo en relación a las resistencias y bloqueos inherentes al mismo.

El grupo es un excelente escenario para explorar los conflictos y dificultades relacionales y para explorar actitudes nuevas. Así que, en esta modalidad de «psicoterapia en grupo», el resto de participantes (además de facilitar la profundización del trabajo por su presencia y a través de los feed-backs) pueden ser usados por el terapeuta, como un otro cualquiera o un otro concreto, para la exploración experiencial de una situación cotidiana, de las actitudes y de las expresiones o emociones determinadas del protagonista frente a otro.

Trabajamos sobre la experiencia de cada cual en esta situación de grupo. Aquí, en el grupo, al participante le sucede lo mismo que se encuentra en la calle, y si el trabajo resulta uno puede ir un poco más lejos de lo que se permite en su vida cotidiana. La diferencia es que aquí la tarea es poner conciencia en lo que a uno le sucede y responsabilizarse de su propia acción, reconocer el modo en que uno se coloca frente al otro y explorar aquellos vínculos o aspectos de uno descartados por miedo o prejuicios. Es mucho más fácil colgar el propio mochuelo en la percha del otro, por ejemplo,»éste las tiene conmigo» –cuando además suele ser esto verdad–, que reconocer qué hago yo para ponerme como diana ,en este caso, del rechazo del otro.
Es frecuente que, en la exploración de los vínculos que uno establece con el grupo y con determinados miembros del mismo, el paciente descubra cómo trata al otro o a los otros como si fueran su papá, su mamá, sus hermanos u otros familiares o personas significativas.

Nuestro sistema vincular, el modo en que establecemos las relaciones con los demás, lo estructuramos en la infancia en el seno de nuestro núcleo familiar. Consolidamos formas de relación en función de nuestra estrecha interpretación de la realidad. En esta época engullimos mensajes («el mundo es de los fuertes», «nuestra familia es una piña», «tu padre es un desgraciado», «para ser….tienes que….» y tantos otros) que, si bien algunos pueden ser operativos y referirse a lo real de determinadas ocasiones, distorsionan la percepción de nosotros mismos y del mundo en la medida que actúan como filtro. También de niños desarrollamos respuestas evitativas frente a la angustia que nos provocan las situaciones que no podemos asimilar. Estas situaciones quedarán pendientes de resolución. La automatización de tales respuestas evitativas hace que estos asuntos inconclusos queden en el fondo de la conciencia. Este proceso pondrá al paciente frente a situaciones que permanecen irresueltas en relación al personaje que proyectó en su compañero o compañera; y permitirá la posibilidad de encararlas y de dar pasos hacia la integración de aspectos negados como pueden ser la competitividad, la propia fuerza, la intolerancia o la debilidad y la ternura, para nombrar algunos de ellos.

El participante de grupo se pone frente a la tarea de flexibilizar su estructura psíquica interna. La profundización en sí mismo requerirá el aprendizaje de la apertura suficiente para incluir a los demás como compañeros de viaje. También el aprendizaje de sustentar los propios límites e intereses, para no sólo perderse en lo que en determinado momento puede vivirse como el «magma» fusional grupal, que por otro lado también será enriquecedor poder experimentar. (Concienciasinfronteras.com)

Dice Myriam Muñoz Polit (en su libro “La Sensibilización Gestalt en el trabajo terapéutico. Desarrollo del potencial humano”) que el procesamiento es el aspecto más importante del trabajo del sensibilizador. Casi cualquiera puede poner un ejercicio, pero la habilidad del facilitador se prueba al manejar los resultados de esa ejecución, en cómo procesa el material que las personas reportan.
Para lograr un buen procesamiento, el facilitador debe tener capacidad empática, actitudes de aceptación y congruencia y capacidad para comunicarlas, además de las habilidades de reflejo de contenido, de sentimientos y concretización.
El procesamiento normalmente se hace con el grupo total, aunque se puede ayudar previamente a éste aplicando ejercicios en los cuales se comience a procesar en pequeños grupos compartiendo lo que les ha ocurrido. Recomiendo esto cuando el grupo es muy grande; así, durante el procesamiento con todos, sólo se comparte lo significativo y no la descripción detallada de la experiencia, puesto que fue hecha previamente; también es recomendable cuando se está en la etapa de integración, donde es muy importante generar confianza, y es menos amenazante expresarse en pequeños grupos.
Aquí vuelve a ser importante el cuidado y la atención al grupo. El facilitador tiene que procesar uno a uno, individualmente, sin perder la visión de lo que les pasa a los demás. Algo que recomiendo es ir con cada persona y no dejar inconcluso al que está reportando su experiencia; por ejemplo, si estoy trabajando con alguien y de repente brinca otra persona con un estallido de llanto, me dirijo hacia ella para decirle que en cuanto termine con quien estoy la atenderé, y regreso a donde estaba. Y es preferible procesar un poco a la mayor parte de los miembros del grupo que quedar haciéndolo con una o dos personas, ya que el facilitador tiene la responsabilidad de cerrar lo que abre, de hacer pequeñas integraciones de la experiencia de cada uno, sin interpretar, enjuiciar o evaluar a los participantes, mostrando respeto, calidez, seguridad y la habilidad para facilitar y promover el aprendizaje en el participante.
En cuanto a mi experiencia (BERNAL27) puedo decir que para facilitar cada vez mejor una “dinámica grupal” es necesario entrenarse estando en grupos terapéuticos o de formación de terapeutas donde se experimenta “en vísceras propias” lo que implica estar en un grupo y además aprender de los maestros o facilitadores de grupo que tiene experiencia en eso. En mi caso me tocaron las experiencias de haber asistido a un Taller de Círculo Mágico mientras estudiaba en la Facultad de Psicología, luego en la Maestría de Terapia Gestalt en INTEGRO de Guadalajara-Colima me formaron con un sistema que implicaba trabajo sensibilizador y terapéutico de manera grupal; luego en un diplomado de Constelaciones Familiares también se abordaron de manera grupal las prácticas; además de varios cursos y talleres grupales donde participé y que después serían fuentes y guías a seguir por mí cuando me ha tocado ser facilitador grupal e individual. En mis primeros años de egresado como Psicólogo me acuerdo que cometía el error de hacer que los participantes de un grupo realizaran varias actividades o “dinámicas” grupales, digo error porque después entendí que no es la cantidad de actividades o experimentos que se realicen sino la calidad de los mismos y el saber procesarlos lo que será de utilidad, es decir, en ocasiones bastará una sóla actividad para que un grupo proyecte o trabaje asuntos de su vida y encuentren algún aprendizaje o resignificación. Y ya que toco el tema de la resignificación opino que en el procesamiento de una actividad (técnica, experimento o dinámica) es muy importante saber preguntar ¿De qué te das cuenta?¿Qué aprendes de esto?¿Qué con tu vida? ¿Para qué te sirve esta actividad? ¿Con esta actividad a qué situación de tu vida te conecta? ¿Qué es lo que te llamó la atención de esta actividad (situación, personaje u objeto)?, etcétera.
*Técnicas grupales de relajación e imaginería:

Fuente: BERNAL27

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