El título de esta entrada no es mío, son palabras de Miguel Ángel Gracia, responsable de la web Ocupaterapia.com . Las lágrimas son «una de tristeza, otra de indignación».
Todo ha comenzado con un tweet que he publicado para daros las gracias por la espectacular acogida que ha tenido la entrada «El daño cerebral SE PUEDE Y DEBE rehabilitar«.
Me contesta Miguel Ángel (@OCUPATERAPIA): «Paciente de «2 años» con parálisis de hemicuerpo y todas las ac/aptitudes, no la han renovado rehabilitación. Neuroplasticidad?».
Al principio pensé que los 2 años eran de evolución, pero más tarde me encuentro con que Miguel Ángel cuenta toda la historia como comentario de la entrada. Es un caso real… ¡de una niña de 2 años!
No he querido que esta experiencia quedara perdida entre los comentarios, merecía una entrada y gracias a la autorización del autor publico aquí íntegro su comentario. No tengo nada que añadir, sus palabras explican perfectamente la situación de miles de casos en nuestro país.
«Enhorabuena Paloma, como a veces digo, eres farera! Muchos son los que tienen la capacidad de iluminar, pero pocos los que contienen ese espíritu.
Disculpa porque estoy empezando en las redes sociales y no controlo mucho.
He citado tu Tweet sobre el tema, haciendo referencia a una paciente de pediatría de dos años con hemiplejia de hemicuerpo derecho a la que no se le renovó la rehabilitación (ni T.O, ni Fisio, ni Logo, nada…) La niña tenía una aptitud y una actitud buenísima, los padres se esforzaban para poder traerla, pero carecían de medios para sufragar los gastos por su cuenta. Un mal día llegó el informe negativo del Neuro, no se le informó tampoco de otras posibilidades (es más cómodo). Toda la neuroplasticidad que un niño de estas características pueda tener se tira por la borda, y tú, te quedas en silencio, dolido y pensando que por qué ese pequeño no tiene las mismas posibilidades que tu otro paciente que lleva dos años en rehabilitación, paciente que su mayor deseo es conseguir la funcionalidad del índice para que le permita poder disparar en cacerías, paciente que a pesar de ser director de una sucursal bancaria, le sufragamos sin rechistar sus renovaciones. No me gusta hacer comparaciones, pero ese día me volví a leer el código deontológico y mi juramento, respiré profundo y me enfundé una incómoda capa de indiferencia profesional, ese día, la mano del paciente que extrañamente era de tamaño inmenso, me pareció que era pequeña como la de un niño, curiosamente no miré al espejo ni una sola vez…
Me imagino que tampoco tuvo que ser un buen trago para el Neuro, o eso quiero pensar!!!
Si 14.000 millones de Euros (Bankia) no merece una explicación… La vida de un solo niño SÍ…»