La siempre posible vida de a dos

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Las vacaciones representan un buen período para poder examinar con atención cómo es nuestra vida libre de obligaciones laborales, cómo somos nosotros dentro de este paréntesis al año y cómo nos relacionamos con nuestro contexto y personas que nos rodean. Especialmente cómo nos relacionamos con nuestra pareja.
«El encuentro» real, no realizarse nunca o en muy pocas ocasiones.
Transcribiré un texto monográfico escrito por Suzana Stroke, una reconocida psicoterapueta con muchos años de trayectoria y especializada en relaciones de pareja. Hace unas pocas semanas he participado en un Taller que ella ha impartido, es por ello que deseo compartir parte de su visión y conocimiento profundo sobre las relaciones con vosostros.
«Empezamos nuestra vida entregados a los dos seres más importantes de nuestra vida: nuestro padre y nuestra madre».

Estamos abiertos, puros, vulnerables y totalmente dependientes. Lo único que teoricamente necesitamos es amor incondicional para desarrollar nuestro potencial. Pero la experiencia ha demostrado que más allá de lo obvio, la vida se dispone a dar la oportunidad de tornarnos héroes de nuestra propia historia.

Para que podamos fortalecernos y trascender a nuestro padres, necesitamos obstáculos, dicicultades y pruebas que nos hagan capaces de evolucionar.
El ambiente en el cual nacemos y crecemos nos da todo lo que es necesario para ello.
A veces nos atascamos y quedamos en la queja de lo que no recibimos, de lo que no nos dieron, de lo que teníamos derecho y se nos ha negado.
Otras veces, crecemos con la fantasía de que todo es perfecto, y nos acomodamos en una vida ilusoria y superficial.
Y en otras ocasiones salimos por la vida como seres vengativos, que necesitamos compensar lo malo que hemos pasado, transformándonos en «justicieros».

Muy pocas veces podemos llegar a cumplir el mandamiento «honra a los padres» realmente.
A través de los dogmas e influencias recibidas simplemente nos esforzamos en cumplir las reglas, sea como sea, sin atravesar el camino que nos pueda llevar a comprender estas palabras tan profundas y sencillas.
Llegar a honrar a nuestros padres significa legar a ser adultos, maduros, capaces de ser verdaderamente hijos, reconociendo verdaderamente a nuestros padres, reconociendo lo que fueron, lo que hicieron o dejaron de hacer, liberándolos de los vínculos carenciales , aprendiendo a perdonar, y a seguir nuestro propio camino.

La vida de pareja para inevitablemente por estos aprendizajes. Mientras somos solamente adultos en lo físico, pero mantenemos un emocional infantil, buscamos en la pareja la solución para todos nuestros problemas. Transferimos a la pareja nuestras expectativas de que sea nuestro salvador. Ya que me ama, ya que lo amo, entonces obviamente tendrá que ser necesariamente todo lo que necesito.

Esperamos y queremos mucho. Damos poco.
Queremos comprensión, y nos olvidamos de comprender.
Esperamos que el otro cambie, para que seamos felices.

Somos poco sinceros, manipulamos mucho, chantajeamos demasiado, acusamos constantemente, nos defendemos como si la pareja fuese nuestro pero enemigo.
Nos olvidamos del amor. Nos olvidamos de cuidar al otro y a la relación.
No fuimos entrenados para vivir una vida constructiva.

Sabemos muchas cosas a nivel intelectual, pero a la hora de la verdad, nos atrapamos en nuestros juegos emocionales infantiles. Y la pareja siegue siendo uno de los mejores lugares para crecer, aprender a relacionarse, aprender a dar y a recibir, ser más honestos y limpios.
Dicen que el amor es la panacea para todos los males. Yo también lo creo. El amor es la panacea.
Pero tenemos muchas ideas y condicionamientos de lo que es el amor. Imaginamos que el amor se hace solo. Suponemos que el enamoramiento es el amor.
Dejamos que el amor se nos escape, cuando no nos dedicamos a cultivarlo. La vida nos da muchas oportunidades. Muchas más de lo que a veces podamos darnos cuenta.
Cuando comenzamos a dar verdaderamente, a cuidar, a abrirnos a comprender qué pasa, qué siente el otro; cuando dejamos de sentirnos un pozo sin fondo, o dejamos de imaginar que somos seres absolutamente especiales que merecemos todo, es cuando podemos empezar un camino de relación.
La relación exige de nosotros transformación. Transformar una estructura que nos ha servido en la infancia para sobrevivir, pero que en la vida adulta es el mayor obstáculo para evolucionar.
La vida en pareja nos da las oportunidades para que seamos humanos. Seres enteros con el corazón abierto, amantes firmes, fuertes en nuestra vulnerabilidad, no teniendo que probar nada, siendo lo que somos paso a paso. Algunas veces muy débiles y carentes, otras veces fuertes y capaces. Aprendiendo siempre lo que nos aleja del amor.

Llegara ser un ser completo pasa por la capacidad de encuentro con el otro. Hay un dicho que expresa muy bien el encuentro: «Cuando dos o más personas se encuentran, Yo estoy entre ellas». El encuentro produce algo más que podemos llamar divino. El amor de pareja es una de las más grandes posibilidades de encuentro con el divino.

La intimidad, la confrontación, el aprendizaje mutuo, el apoyarse, el compañerismo, la amistad, producen una alquimia que transforma a cada uno, permitiendo la evolución y consecuentemente abriendo paso a paso a una humanidad más compasiva, creativa y sana.
Dos seres que caminan sobre sus propios pies, cogidos de la mano, mirando en la misma dirección, determinan una pareja que a llegado a comprender que la unión realmente produce una tercera fuerza que es mucho más valiosa que la suma de dos seres inter-dependientes, como suele ocurrir, o aparentemente independientes y pretendidamente auto-suficientes.
No hay miedo o desconfianza. Los fantasmas pasa a ser pasado, componentes de la historia.
El presente se traduce en ser de este mundo, sen pertenecer a ello.
Nos damos completamente, sabiendo que cuánto más damos, más llenos nos sentiremos. No tenemos que guardar nada, apegarnos a nada, pues sabemos que todo lo que vivimos en este mundo, pertenece a este mundo.
Cuanto más vacíos, cuánto más livianos podemos estar en la hora de nuestro pasaje, más alto volaremos.
La siempre posible vida de a dos nos permite la unión con la creación.


Asociación Española de Terapia Gestalt Revista Nº 23 «Gestalt y Sociedad». Monográfico:» La siempre vida de a dos» Suzana Stroke.(2003)



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