Cuando yo era niña, estaba deseando agarrar alguna gripe que me permitiera quedarme en la cama leyendo. Durante esas jornadas, si tenía poca fiebre, mi madre me proveía de libros de cuentos y de otras historias que estuviesen acordes con mi edad.
En una de esas, debió decidir que ya estaba preparada para pasar a mayores y me