El gran reto
Como la mayoría de los alumnos había viajado aprovechando el feriado prolongado, todos estaban ansiosos para contar las novedades a los compañeros y la excitación era general.
Un viejo profesor entró en el salón e inmediatamente percibió que iría a tener trabajo para conseguir silencio.
Con gran dosis de paciencia intentó comenzar la clase:
-¿Nos callamos?…
Nada…
Con cierto recato, el profesor volvió a pedir silencio educadamente.
No resultó.
Ignoramos la solicitud y continuamos firmes con la conversación.
Ahí fue que el viejo profesor perdió la paciencia y nos retó, como nunca había visto antes…
Dijo lo siguiente:
-Presten atención porque voy a decir esto por única vez… -dijo, levantando la voz-.
Un silencio de culpa se instaló en todo el salón.
El profesor continuó:
-Desde que comencé a enseñar, hace ya muchos años, descubrí que los profesores, trabajamos con el 5% de los alumnos de una clase.
En todos estos años observé que de cada cien alumnos, apenas cinco son realmente aquellos que hacen alguna diferencia en el futuro, apenas cinco se vuelven profesionales brillantes y contribuyen de forma significativa para mejorar la calidad de vida de las personas.
El otro 95% solo sirve para hacer volumen. Son mediocres y pasan por la vida sin dejar nada útil.
Lo interesante es que este porcentaje vale para todo el mundo. Si ustedes prestan atención notarán que de cien profesores, apenas cinco son aquellos que hacen la diferencia; de cien camareros, apenas cinco son excelentes; de cien choferes, apenas cinco son verdaderos profesionales; y podría generalizar más: De cien personas, apenas cinco son verdaderamente especiales.
Es una pena muy grande no tener como separar este 5% del resto, pues si eso fuera posible, dejaría apenas los alumnos especiales en este salón y mandaría a los demás afuera. Entonces tendría el silencio necesario para dar una buena clase y dormiría tranquilo por haber invertido en los mejores.
Pero desgraciadamente no hay como saber cuáles de ustedes son esos alumnos. Sólo el tiempo es capaz de mostrar eso. Por lo tanto, tendré que conformarme e intentar dar una clase para los alumnos especiales, a pesar del desorden que está siendo hecho por el resto.
Claro que cada uno de ustedes siempre puede elegir a cual grupo pertenecerá.
Gracias por la atención y vamos a la clase de hoy.
No es preciso decir el silencio que se hizo en la clase y el nivel de atención que el profesor consiguió después de aquel discurso. El reto nos toco a todos, pues mi curso tuvo un comportamiento ejemplar en todas las clases de Fisiología durante todo el semestre. Al fin y al cabo, ¿A quién le gustaría, espontáneamente, ser clasificado como “Parte del resto”?
Hoy no recuerdo muchas cosas de las clases de Fisiología, pero del reto del profesor nunca mas me olvidé. Para mí, aquel profesor fue uno de los del 5% que hicieron la diferencia en mi vida. De hecho, percibí que el tenía razón y, desde entonces he hecho todo para estar en el grupo de los del 5%, pero, como dijo él, no hay cómo saber si estamos yendo bien o no, sólo el tiempo dirá a qué grupo pertenecemos.
Sin embargo, una cosa es cierta: Si no intentamos ser especiales en todo lo que hacemos, si no intentamos hacer todo lo mejor posible, seguramente seremos… “PARTE DEL RESTO”
Fuente: Pedagogía Sistémica