No me extenderé en temas más o menos científicos, pero en definitiva no hacía más que describir ese juego interno que en ocasiones nos llena de culpas, remordimientos, auto-juicios y toda suerte de ideas que vuelven de modo recurrente para hacernos pasar malos ratos por haber cometido una equivocación, haber tomado una decisión errónea, acometer un trabajo que no sacamos adelante, sufrir problema que no sabemos solucionar…
Más allá de los casos en los que la cuestión pasa a ser una patología y es necesario tratar el momento de crisis de modo estrictamente terapéutico antes de cualquier otra cosa, este tipo de pensamientos, en algunos casos antesala de la depresión, pueden ser combatidos a través del autoconocimiento.
Llevo hace tiempo sobre mi espalda como mi caballo de batalla particular la idea de extender entre las personas con las que me relaciono a nivel personal y profesional la necesidad de asumir una tarea, en mi opinión la más importante de nuestra vida, que es conocernos a nosotros mismos.
El autoconocimiento es probablemente la herramienta más poderosa que se puede utilizar para ir asumiendo los retos, dificultades o problemas de mayor o menor magnitud que nos van surgiendo en el transcurso de nuestra vida.
El tomarnos tiempo para preguntarnos quiénes somos, cuál es nuestro propósito en la vida y otras muchas cuestiones más acerca de nuestro interior es probablemente la única manera de ser capaces de afrontar lo que nos acontece cada día.
El mundo exterior es como es y lo es para todos; las cosas que pasan y las cosas que nos pasan con mucha frecuencia no dependen en casi nada o en nada de nosotros,… ¿Qué podemos hacer entonces?
Fortalecer nuestra identidad, conocernos en profundidad, “sabernos”, nos hace mucho más conscientes de lo que somos y hace que “respondamos” a los avatares del mundo en vez de “reaccionar” a las cosas que nos ocurren.
De modo que ante un problema más o menos importante, seguiré siendo yo, un yo que responde a la situación conscientemente y que es capaz de “alinear” su respuesta con sus valores y su visión de sí mismo, así que en vez de hacernos perder nuestra identidad y caer en el círculo de un pensamiento rumiante devastador psicológicamente, la asunción de los problemas nos ayudará a ser más Nosotros frente al mundo cambiante, las crisis o cualquiera de las dificultades de la índole que sea que nos afecten.
Hablamos de problemas o dificultades, pero en cualquier caso la utilidad de saber quién soy va mucho más allá, de modo que me vais a permitir la licencia pero creo que está en la base de la sabiduría y de la felicidad, allá donde se encuentren.
A través de los procesos que el Coaching propicia, podemos descubrir quiénes somos, cuál es nuestro propósito en la vida, qué es lo que queremos dejar en este mundo más allá de nuestro beneficio, cuáles son nuestras fortalezas, dónde están esas cosas en las que no “nos gustamos” y cómo podemos hacer para mejorarlas, qué es lo que realmente nos motiva, cuál queremos que sea nuestro papel en el entorno donde nos movemos,…
… y muchas otras preguntas más que nos ayudarán a saber más de nosotros y a tener un Ser fuerte, un Alma que pondremos en nuestra vida y que se manifestará en cómo vivimos nuestra existencia.
Sin duda, una maravillosa aventura, probablemente el safari más emocionante que se puede hacer,…
Fuente: COACHING PRÁCTICO