Es el día a día. El tiempo elástico, infinito y tramposo. Hay horas que trascienden la eternidad y días fugaces, esquivos y rápidos que poco dejan a los recuerdos. Me toca esperar. Tengo que seguir y así me niegue o no tenga ánimos para hacerlo, continúo aunque me detenga. La temporalidad se desvanece y a veces prorrumpe impetuosa. La noche siempre llega. El sol siempre se levanta. Y enredado entre las sábanas, abro los ojos, respiro y ya sé que estoy continuando con la vida.
José Roberto Coppola
Fuente: Terapia de piso