Entendamos el inconsciente como un gran desván de recursos, que contiene todos los registros de nuestra vida, pero la consciencia percibe el desván como un lugar oscuro en el que no distingue los detalles de nada, pero dispone de una linterna, cuyo foco de luz permite ver el contenido del desván en la zona que ilumina. Esa zona iluminada es el campo de la conciencia. La atención es lo que dirige esa linterna en una u otra dirección .
Pues bien, en ese desván está el material que aflora hasta nuestra consciencia, está todos esos comportamientos que «no somos conscientes» de porqué los hacemos así y no de otro modo. Surgen las reacciones automáticas, surgen los recuerdos inesperados.
No conocemos muy bien qué es y donde reside eso que llamamos atención, eso que decide que parte del desván ilumina y cuál no. Y aún entendemos menos porqué hay zonas del desván aparentemente inaccesibles en estado ordinario de consciencia, o que lo son de un modo aparentemente arbitrario.
Parece ser que en muchas ocasiones, algo nos da la llave de acceso a una parte de ese gran fondo documental, un estímulo externo, una imagen interna, algo que nos hace saltar de un recuerdo a otro hasta llegar a lugares sorprendentes. Es cuando decimos ¿ y como es que ahora estoy pensando en esa vecina que tuve hace un montón de años y en la que no había pensado nunca más?
Recibimos un número de estímulos enorme cada segundo, y sin embargo sólo somos conscientes de una ínfima parte, pero sin embargo, nuestro inconsciente escanea nuestro cuerpo sin cesar , acomoda nuestra postura, percibe la temperatura, los sonidos ambientales…y sólo cuando algo es relevante nos lo pone en nuestro campo consciente. Puede que no pudiéramos soportar en la consciencia tanta información simultánea, o quizás aún no estamos preparados para ser tan conscientes de lo que percibimos.
¿Y qué ocurre en los estados expandidos de consciencia, durante los cuales accedemos a registros que parecían inaccesibles y percepciones distintas?
Primero vamos a explicar que entendemos por estado expandido de consciencia (EEC). Todas las cultura, desde el albor de los tiempos han usado los estados expandidos de conciencia y tienen muchas maneras de acceder a ellos: plantas enteógenas, música, bailes, ceremonias que van destinadas a entrar en un estado de trance. Más recientemente, el uso de la hipnosis, la respiración holotrópica o ciertas drogas pueden ser también la puerta hacia esos estados.
Me gustaría distinguir EEC de simplemente estado alterado de conciencia. Todos son alteraciones de consciencia , pero no todo lleva a una expansión de la misma. Muchas drogas alteran la consciencia pero no aportan ninguna comprensión o conocimiento valorable, simplemente alteran la conciencia. Y en manos inexpertas ni siquiera las drogas enteógenas proporcionan ninguna expansión, simplemente son una distorsión de consciencia más o menos espectacular pero que no deja nada más que algún brote esquizofrénico en algunas personas. También en plena crisis de ansiedad estamos en un estado alterado de consciencia y no precisamente expandido.
Cuando entramos en un estado realmente expandido de consciencia, necesitamos de un aprendizaje progresivo para manejar lo que percibimos, inicialmente, puede que al estar nuestra consciencia tan pendiente de lo que va a ocurrir no nos dejemos llevar lo suficiente como para expandir nuestra consciencia y simplemente sea una experiencia decepcionante. Entrar en trance, también implica un aprender a dejarse ir.
Las plantas como la ayahuasca o el peyote, LSD , hongos alucinógenos, ketamina, mescalina, iboga, MDMA, harmalina, etc, proporcionan estados expandidos de conciencia, que nos dan percepciones de la realidad distintas de las ordinarias y eso nos puede llevar a comprensiones profundas de temas que nuestro inconsciente guardaba sin dar acceso plenamente consciente a ellos. Es como abrir la luz del desván y verlo todo a la vez, lo que permite observar cosas relacionadas que antes nos parecieron inconexas. Un estado muy parecido lo podemos alcanzar sin ninguna substancia química mediante respiración holotrópica, trances mediante bailes o músicas ( danzas transpersonales, ceremonias de muchas culturas que incluyen danza y música hasta entrar en trance ) o mi preferida: la hipnosis.
Salvo en la hipnosis, una vez entramos en un estado expandido de consciencia , estamos solos, aunque en muchas ceremonias alguien cuida de ti , en tu experiencia interna estás muy solo. Si es una experiencia placentera eso no importa, pero si te sumerges en un pozo oscuro, puede que no sepas como manejar lo que allí ocurra y que sufras para nada sin sacar provecho de lo vivido. Creo que antes de entrar en un EEC habría que adquirir herramientas y conocimientos para saber manejarse «ahí dentro». Sin eso la experiencia puede ser muy intensa, pero no nos llevamos nada de ella hacia nuestro estado ordinario de consciencia.
En al caso de la hipnosis, además de no usar ninguna sustancia exógena, tenemos un EEC apadrinado por quién dirige la sesión, quién por cierto también entra en un EEC para poder acompañar al hipnotizado. Ese acompañamiento durante el trance, nos da los recursos y el sostén necesario para afrontar lo que surja. En el caso de la hipnosis ericksoniana, que es la que yo uso, somos muy cuidadosos en acompañar sin manipular ni ordenar nada, permitiendo el flujo natural del trance. Sólo estar al lado en su viaje de descubrimiento interior, e intervenir lo necesario para aportar los recursos que pueda necesitar, pero sin entrometerse. Si aparece una habitación oscura, no se entra sin ayuda, sino de la mano del terapeuta, que puede que simplemente de de la seguridad de no estar solo o bien que te prepare para entrar ahí con seguridad.
Mis experiencias con enteógenos o con otras técnicas de trance han sido muy satisfactorias, pero creo que gracias a un bagaje previo para saber manejar lo que surge en cada momento. también he visto gente gritar desesperados ante lo que estaban viviendo sin ningún recurso y pasarlo realmente mal. Si quién dirige la ceremonia o sesión es un buen cuidador de los participantes la experiencia mejora mucho, especialmente si maneja el trance con maestria mediante el uso de la música, ícaros, etc adecuados a el estado del grupo en cada momento y además sabe atender individualemente al que lo necesita, pero sigue sin ser un viaje totalmente protegido. Me han contado experiencias muy traumáticas y de imprevisibles consecuencias , gente que ha tomado sustancias sin cuidado alguno por parte de nadie, mezclando distintos enteógenos, dosis exageradas, etc. que han necesitado ayuda porterior durante mucho tiempo. Incluso la holotrópica puede ser una muy mala experiencia si no se ocupan de ti adecuadamente durante el trance.
Así que , animo a todo el mundo a ampliar la autoconsciencia, a expandir su experiencia consciente, a ver las cosas desde diferentes ángulos dentro de su mente, a enriquecer la experiencia subjetiva de su vida, pero no sin advertir de los peligros que eso conlleva , independientemente de la técnica, si no tenemos las herramientas psicológicas necesarias para manejar el EEC o bién nadie nos acompaña y cuida adecuadamente durante el proceso.
No tiene nada que ver , por ejemplo, participar en una ceremonia de ayahuasca con un chamán con experiencia en cuidar de los participantes, que hacerlo con un desaprensivo que te da la planta y de deja a tu suerte, por no hablar de compararla por internet y tomarla por tu cuenta. Y hablo solo de lo agradable o no que sea la experiencia. Otra historia es que sea provechosa y ese EEC nos aporte realmente un beneficio posterior y no sea simplemente una experiencia desconectada del resto de tu vida, y eso depende más de las propias herramientas.
En resumen, los EEC son muy interesantes para acceder a nuestro inconsciente y enriquecer nuestra experiencia consciente con las compresiones obtenidas durante estos estados.
Pero no es lo mismo, estar simplemente en trance con una subtancia o sin ella, que estar en un EEC, y además los EEC si no sabemos manejarlos pueden ser experiencias poco útiles y no siempre agradables.
Ahora bién con el aprendizaje previo necesario y un buén acompañamiento y cuidado, un EEC es una experiencia realmente iluminadora, de autoconocimiento y resolución de conflictos interiores, para deshacer nudos de los que, fuéramos o no conscientes, sufríamos las consecuencias.
Y de todas las puertas a ese mundo interior, para mi la hipnosis es la más segura, suave y protegida de todas, además de la más rápida. Aunque las experiencias no son tan «coloristas» y espectaculares como con los enteógenos, los resultados son mucho más controlados, terapéuticos y previsibles que con otro métodos sin apadrinamiento externo.
En una ocasión hablando con un gran chamán especialista en plantas maestras amazónicas, con muchos años de experiencia y de mi total confianza, del que he apendido mucho, me contó uno de las experiencias más iluminadoras de su vida con el uso de la planta. Me sorprendió que tardara tanto en llegar hasta ahí. En una sola sesión de hipnosis hubiera podido hacer ese trabajo que le costó años y muchas experiencias duras de vivir.
Es decir, entrar en un EEC sin ayuda ni propósito puede dar cualquier resultado, no siempre útil y con frecuencia desagradable, en cambio entrar ahí de la mano de alguien que tenga recursos y herramientas para manejar lo que vaya saliendo durante la experiencia da una seguridad y una eficacia muy distintas. Muchos «venden» experiencias con distintas sustancias, que sólo son aptas para psiconautas sin mayor propósito que la experiencia alucinógena en si misma, en ocasiones el objetivo no es conocerse, sino huir de sus vidas por un rato. No tienen ningún interés como fuente de autocomprensión y no están exentas de peligro para la salud física y psicológica.
Os tengo que confesar que un EEC con ayahuasca o respiración holotrópica, usando internamente las técnicas de PNL o hipnosis durante el proceso es algo inolvidable, es como manejar todo tu inconsciente a gran velocidad , con precisión quirúrgica, teniendo todos los recursos en la palma de tu mano. Desde esas experiencias me pregunto si fueron EEC o bien normalmente vivimos en «estados contraídos de conciencia» y eso es ser realmente consciente.
Como decía el anuncio de neumáticos: la potencia sin control no sirve de nada. Pero potencia y control a la vez…es poesía en movimiento.
Un abrazo.
Jordi Reviriego.