Introducción. Ética en clave de conciencia planetaria.
Constatamos una aterradora crisis de ética y moral que ha alcanzado ya el corazón de la humanidad.
¿Quién tien autoridad para decirnos lo que todavía es bueno y malo, lo que todavía vale?
Nos sentimos perplejos, confundidos y perdidos.
¿Qué revolución ética y moral hay que hacer para curar a la humanidad de su propia destrucción, de la inconciencia ecológica, de la brecha entre ricos y miserables?
Ha llegado el momento de reflexionar sobre los fundamentos.
¿Qué paradigma ético está a la altura de los desafíos que experimentamos?
¿Cuál es la «experiencia seminal» que dio origen a la Ética y a la Moral?
La experiencia protoprimaria reside en la morada humana, morar en este mundo junto con otros, cuidándonos mutuamente y cuidando lo que es común.
Cap. 1 Ética: la enfermedad y sus remedios.
El hombre está deperdando los ecosistemas y se avecina una rotura en el proceso de evolución. Cálculos optimistas establecen el año 2030.
Las revoluciones (agrícola, industrial, del conocimiento, de la comunicación) modificaron la faz de la Tierra.
El sueño de prosperidad material a base de poder-dominación no se ha acompañado de un desarrollo ético y espiritual. Esto provoca un espantoso vacío existencial y una inmensa devastación de la naturaleza.
El sueño es de propseridad ilimitada…¿Por qué hemos llegado a este punto crucial?
La quiebra de la religación del ser humano consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con el sentido trascendente de la vida. El hombre es un nudo de relaciones en todas las direcciones. ¿Por qué se rompió la red de relaciones?
Poseemos dos fuerzas fundamentales: la de autoafirmación -supervivencia- y la de integración -relaciones inclusivas, de cooperación) (1). No son excluyentes entre sí. Tienen que actuar sinérgicamente, reforzándose y completándose. Cualquier ruptura en el equilibrio es fatal. Si el ser humano se afirma sin integrarse, se aisla. Si se integra en el todo sin autoafirmarse pierde la identidad y acaba desapareciendo.
Pero el ser humano ha roto la justa medida: descubrió su fuerza y su creatividad para ponerse por encima de los demás. El hombre se autoexilió de la Casa Común y de los demás. Perdió la memoria de la unicidad de la vida en su inmensa diversidad.
Este es el pecado original, la arrogancia, que ha provocado la crisis ética de nuestra civilización. A esta actitud arrogante los griegos la llamaban «hybris» y creían que sería la ruina de los dioses.
¿Cómo se regresa a la Casa Común en hermandad con los demás?
– Necesitamos vivir la paz que brota de las relaciones adecuadas con todas las cosas, con todas las formas de vida, con todas las culturas, con nosotros mismos, con Dios.
– Reencontrarnos con la naturaleza luego de vivir una nueva experiencia espiritual y un nuevo sentido de ser.
– Activación conciente e intencionada del principio femenino (anima) de la sensibilidad, la cooperación, que mira holísticamente las cosas, que cuida, que protege.
De lo femenino y del cuidado surge un nuevo paradigma ético que coloca la vida en el centro: vida compartida con otros, vida abierta.
Paradigma de «Conquista» y Paradima de «Cuidado».
Durante el proceso de hominización, el hombre vive como entero pero inacabado (no es defecto, es marca). La voluntad de conquista es insaciable. El paradigma de conquista está en crisis. Necesitamos reconocer la autolimitación, la austeridad compartida, el consumo solidario, la compasión. «Tenemos que empezar por nosotros mismos con las «revoluciones moleculares»».
El cuidado es una condición de condiciones para que el Universo se sostenga, para que aparezca la vida.
El cuidado se encarnó en el cerebro límbico de los mamíferos, el órgano del afecto, del cuidado y de la ternura.
Una fábula romana entiende que el cuidado es la esencia del hombre. Esta fábula fue ampliamente tratada por Heidegger -en su obra Ser y Tiempo, expresa que el cuidado es la ontología del ser humano-.
El cuidado es la condición previa para la eclosión de la inteligencia y el afecto; es el orientador de todo comportamiento para que sea libre y responsable, y en definitiva, típicamente humano.
Sin cuidado, nada de lo que está vivo sobrevive. El cuidado se opone a la ley de la entropía. Esta actitud es la ética mínima universal. Es el ethos que ama y cuida.
¿Cuál es el sueño de nuestra sociedad? ¿Cuál es nuestro sueño?
Soñamos con una civilización de la re-ligación universal que incluya a todos, desde la hormiga del camino hasta la galaxia más distante. Una re-ligación de todos con la fuente originaria, de donde brotan los seres, que nos da el sentimiento de acogida en un útero último en el que todas nuestras contradicciones serán resueltas y todas nuestras lágrimas enjugadas, para caer en los brazos del Dios-Padre-y-Madre de infinita bondad, y descansar de tanto peregrinar y penar y, finalmente, irradiar vida y más vida para siempre.
Este anhelo ancestral de la humanidad fue desterrado por el tipo de cultura materialista y mecánica, lineal y determinista, dualista y reduccionista, atomizada y compartimentada. Que ha separado la materia del espíritu, la ciencia de la vida, y a Dios del mundo.
La civilización de la re-ligación dará centralidad a la religión, más como dimensión antropológica que como institución.
¿Qué ética es acorde a esta civilización planetaria, a este nuevo estado de conciencia de la humanidad?
Leonardo Boff
Fuente: Gestalt Terapia