Pego brincos desesperados bajo la ducha y no porque el agua esté fría. Salto, salto, salto para aquietar la electricidad de mi cuerpo. El agua me salpica. Grito, lloro, me lamento por estas ansias, esta zozobra, esta angustia. Tengo rabia. Estoy triste. Me siento cansado. Estoy harto. Me agito bajo el agua intranquilo y sin encontrar calma. Quiero sacarme esta euforia de la piel pero no puedo. Salto, salto, salto. Soy un malcriado. Tengo la ansiedad alborotada. Quiero arrancarme este desasosiego. Lloro como un tonto. Sacudo la cabeza bajo la regadera. Cierro los ojos y hago que el agua me golpee en la cara como en bofetadas. Balbuceo quejidos. Lloro con desgano. Cierro la llaves y me lamento en en el eco de las baldosas. Salgo con mi cuerpo desnudo que chorrea gotas en el piso, me miro al espejo y grito, grito, grito.
José Roberto Coppola
Fuente: Terapia de piso