En primer lugar felicitarte por ser el mejor jugador del mundo, según el juicio de muchos millones de personas y los premios que recibes. Pero las gracias no te las doy por eso. Supongo que eres tú quien, al recibir el balón de oro, has dicho: ¡gracias! Como se lo dirás a todos los que te felicitamos por ser tan buen jugador. Al fin y al cabo, todos somos jueces y, como tales, te otorgamos el veredicto.Porque eres agradecido, y ese es un valor muy querido por todos. Agradecer a la vida lo que nos han dado, sea lo que sea, es una virtud que sabemos importante para nuestra felicidad, y me consta que agradeces a los que hicieron posible que estés aquí desde pequeñito, como a tus compañeros lo fácil que te ponen marcar goles.Por supuesto, tú eres ejemplo de contribución en el trabajo en equipo. Dejas claro cuál es tu compromiso: que el equipo gane. Me duele a mí también de verte por el suelo de las patadas que te dan para pararte, y tú no reaccionas. ¿Qué ganarías odiando a tu agresor? Lo comprendes y, por tanto le perdonas, cosa que te libra de cualquier resentimiento, y te hace libre.Y tu mensaje tiene unos valores que hace que, además, te queramos. Si, es así, creo que aparte de ser admirado por tu talento como jugador, eres querido por ser quien eres como persona. Porque a todos nos gusta una persona humilde. Tú sabes que, aparte del mejor jugador de fútbol, eres una persona normal, es decir, única y especial, como todas las demás. Eso te hace grande. Eso nos hace grandes.Eres un ejemplo para el mundo. Y te tenemos aquí, en el Barça. ¡Por ello te doy las gracias!Por último, desearte de todo corazón que puedas contribuir a mejorar los valores de la sociedad de tu país de nacimiento, a quien paradójicamente, buena falta le hace tomarte de ejemplo. Pero por favor, no te sientas culpable si no lo consigues. Recuerda que tu grandeza esta “solo” en ser un gran jugador de fútbol, y nada más que eso. Jordi Oller
Fuente: COACHING PARA SER FELIZ